P. Profesor, por fín la Saona tendrá agua y luz y, Bayahíbe, un puerto para visitar la Bella Sabonesa, a usted ¿qué le parece?
R. Más que un acto de justicia, es la decisión más oportuna y conveniente de nuestras autoridades, aunque no entendemos por qué fue necesario una visita sorpresa del primer ejecutivo de la nación, si tanto el Ministerio de Turismo y el Ministerio de Medio Ambiente están conscientes que la Saona es la “Gallinita de los Huevos de Oro del Turismo Sostenible”.
Hoy Bayahíbe, una antigua y descuidada aldea de pescadores hasta finales del siglo pasado, es la “Meca” del turismo de los más altos estándares que tiene el país, una verdadera urbe moderna, amigable y apetecible, todo gracias al imán de la belleza inconmensurable de Saona, Catuano y La Albufera de Las Calderas, además de unos valores históricos y culturales de primer orden que nos llegan desde los mismos tiempos coloniales.
Tal es el valor turístico, económico y político del antiguo Parque Nacional del Este, que fue preciso cambiarle el nombre por el de Parque Nacional Cotubanamá, para emplazarlo en el espacio que realmente le corresponde en la historia, haciendo honor a nuestras raíces, al espíritu indomable de aquel jefe taíno que no se vendió por los espejitos aquellos y quiso poner a salvo su pueblo refugiándolo en Adamanay, donde el Almirante de la Mar Oceana, fue advertido por Michel Cunneo de que se encontraban en una isla y no en una extensión de La Hispaniola, como creía Don Cristóbal Colón, cuando se arrimaron allí para no ser arrastrados por el ciclón de 1498.
En honor a la visión, a la magia envolvente y la belleza paisajística que llenaba aquel universo sereno, pero amenazado por una tormenta tropical capaz de arruinarlo todo, pero los taínos le indicaron que entrando por el “Paso del Catuán”, entrarían a Calderas, un recinto semicerrado y totalmente seguro para él, sus acompañantes y sus naves, fue la razón que movió al protagonista de todas estas hazañas, bautizar a la isla con el nombre de la “Bella Sabonesa”, por su parecido a la tierra natal de este distinguido amigo.
Ojalá que algo igual pase en Bahía de las Águilas, para copiar modelos locales y verdaderamente exitosos, de cómo cuidando los valores primarios, es la mejor forma de crear riquezas y construir un paraíso como la Saona, para el turismo dominicano y muy especialmente, en Pedernales.