P. Profesor, ¿las vías de comunicación terrestres que atraviesan áreas protegidas, no deben señalar dónde comienzan y donde terminan estos espacios sometidos a regímenes de salvaguarda especial?
R. Claro que sí. Esa es una norma universalmente aceptada y que casi todos los países miembros de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza), cumplen cabalmente. Sin embargo, nuestro país, a pesar de haber firmado entre las primeras naciones del mundo, la Carta Constitutiva (1948) de esta institución líder en la conservación de las áreas protegidas a nivel internacional, no nos ceñimos a estos principios.
A manera de ejemplo, podríamos hacer un repaso de los casos más evidentes y necesarios, por tratarse de espacios emblemáticos. Comencemos por el Parque Nacional Jaragua que es atravesado por la carretera Oviedo – Pedernales, por un tramo con territorios totalmente vírgenes o intocados y con valores históricos, geológicos, florísticos y faunísticos que ilustrarlos o señalarlos, servirían para elevar el nivel educativo del ciudadano común, además de imprimirle el respeto que merecen de todo transeúnte.
Lo mismo ocurre con la recién carretera Piedra Blanca – San José de Ocoa, que atraviesa el Parque Nacional Eugenio de Jesús Marcano (La Humeadora), donde todavía existen los mejores y los únicos en su tamaño de los bosques de nogal (Junglans jamaicensis), que le quedan a la isla La Española, amén de producir casi todas las aguas que se consumen en la capital dominicana y el Gran Santo Domingo (ríos Mahoma, Mahomita, Banilejo, Yuna, Yuboa, Maimón, Guananito, Haina, Duey, Maiboa, Mana, Isa, Nigua…),
Más aún, ocurre con el Parque Nacional Francisco Caamaño Deñó, que es atravesada por la Autopista Sánchez, la cual también atraviesa el Parque Nacional Anacaona. Ocurre con la Autopista del Nordeste (Juan Pablo II), que atraviesa los parques nacionales Humedales del Ozama, Manglares del Bajo Yuna y Los Haitíses (esta es la única excepción con una de las tres áreas protegidas).
Como los anteriores podríamos señalar el Parque Nacional Piky Lora y el extinto Parque Nacional Manuel Aurelio Tavares Justo, ambos atravesados por la carretera San José de las Matas – Monción; pero el que más nos preocupa es el Parque Nacional Humedales del Ozama que en estos momentos también está siendo atravesado por la Vía de Circunvalación del Gran Santo Domingo (que va de Haina hasta Punta Caucedo), y como Obras Públicas a lo mejor lo desconoce, tampoco se preocupará por dotarla de las señales correspondientes.