P. Profesor, a propósito de Coronavirus e inteligencia artificial, ¿será que la especie humana aún está indefensa frente a la naturaleza?
R. Cualquiera se resiste a creerlo, pero el COVID-19 acaba de demostrar la fragilidad que tiene la especie humana frente a las fuerzas de la naturaleza.
Si una simple partícula microscópica puede desafiar todo el acervo científico que tiene consigo la humanidad y hasta ahora, la tecnología que creíamos todopoderosa, no nos ha permitido encontrar una vacuna o una herramienta lo suficientemente fuerte para defendernos contra las amenazas de este virus, nos indica claramente que ante las fuerzas naturales, lucimos totalmente indefensos, realmente no tenemos capacidad de respuesta lo suficientemente fuerte o válida para hacerle frente, cuando se desatan sus furias.
Estamos buscando en los laboratorios, vía ensayo – error, es decir, al azar, una vacuna o descubrir un mecanismo de la propia naturaleza para poder defendernos. Toda vacuna, para ser eficiente y ayudarnos a sobrevivir, solo alcanza estimular la capacidad de respuesta de nuestro propio organismo para autodefenderse. La medicina entonces, no viene de afuera, no hay aporte real para combatir la enfermedad, es la naturaleza que se defiende a sí misma, cuando nosotros se lo pedimos. La vitamina C o las sustancias regenerativas o que logran efectos milagrosos para combatir toda enfermedad, provienen del seno de la naturaleza,son mecanismos propios que estimulan positivamente la capacidad del sistema inmunológico que viene preinstalado desde el mismo momento en que nacimos.
Indudablemente, algo que nos falta por descubrir o ser lo suficientemente humilde para aceptar, entender o comprender, que la inteligencia artificial, jamás podrá superar la natural. Para dominar a la naturaleza, primero tenemos que obedecerle, vale decir, para conquistarla, es preciso enamorarla. No es peleando contra su madre como el niño logra alimentarse de su seno, no es maltratando las plantas como la abeja logra libar la miel de sus flores, ni nadando contra corriente como se llega a puerto seguro.
El éxito estará garantizado cuando comprendamos que la medicina no viene de laboratorio alguno, si no, de nuestro propio cuerpo y más aún, en el caso del COVID-19, que no se transmite por el aire, por ser muy pesado; para él llegar hasta nosotros, tenemos que salir a buscarlo, pues solo por contacto directo, puede pasar de un lugar a otro, desde un objeto u otra persona, hasta nuestro cuerpo y después que llega, abrirle las puertas. ¿Qué le parece?