P. Profesor, ¿cómo celebramos el Día del Árbol, versión 2020, en la República Dominicana?
R. Entre llamas y cenizas. Es ciertamente digno de lamentar que el “Día del Árbol”, una hermosa tradición de la Escuela Dominicana desde 1930, celebrado entre himnos, cantos y flores, según Ramón Emilio Jiménez y muy especialmente el profesor Eugenio de Jesús Marcano, miembro fundador de la Academia de Ciencias de la República Dominicana y un ícono de la conservación forestal, 90 años después, nos encuentre entre el humo y la desolación de los incendios forestales, que en estos momentos, consumen las “Escarpadas Montañas de Quisqueya”, que tanto amó Manuel Aurelio Tavares Justo.
No les miento si les digo que las zonas boscosas más sensibles del hasta ahora Parque Nacional Manolo Tavares, particularmente muchas fuentes de agua que alimentan la Presa de Monción, ahora mismo les ha atacado una lepra que amenaza con convertirlas en extensos pastizales, donde los incendios forestales y el corte de madera para los aserraderos de la Leonor y Santiago Rodríguez, están borrando los últimos vestigios verdes. Los Planes de Manejo Forestal, que en la práctica son “Planes de Corte” y los fuegos para ampliar las zonas ganaderas en las áreas anteriormente protegidas (terrenos estatales), están haciendo una combinación fatal contra las zonas productoras de agua, arroceras y bananeras de la Línea Noroeste.
Desde El Cerrazo – río Guayubín, pasando por Francisco José y Cenoví – Río Mao, hasta Las Lagunas y La Cidrita, los fuegos forestales están dejando inmensas huellas de cenizas. La poderosa COANOR (Coalición de Grupos Ambientalistas de la Línea Noroeste), aliada desde siempre de la Sociedad Ecológica del Cibao (SOECI) en la defensa de los bosques, el agua y las áreas protegidas, está publicando fotografías espeluznantes de estos fuegos forestales, entre el río Mao y el primer proyecto forestal (1968) establecido por la FAO en el país, Sabana Clara – Restauración, donde hasta la caseta fue pasto de las llamas.
A mí que siempre me asalta el optimismo, hubiese querido pintarle al país una realidad muy distinta, pues el primer domingo de mayo – “Día del Árbol” (Decreto 2944 de 1957) y el último, “Día de las Madres” (todo el “Mes de las Flores”), nos dan suficientes motivos para la inspiración, pero este año, entre el COVID-19, la sequía y el humo, nos han pintado un horizonte tan lúgubre, que no nos deja ver con claridad las luces del porvenir.