Consultorio Ecológico

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Eleuterio Martínez

P. Profesor, ¿Cómo interpreta la reacción de los residentes de La Esperilla ante el corte de los bambúes realizado por el Ayuntamiento del Distrito Nacional?

R. Se trata del ejercicio de una ciudadanía responsable y empoderada de los bienes comunes, los cuales defienden en base a la legitimidad de sus derechos, aunque la legalidad se la niegue. Es decir, es doblemente correcta la posición y la actitud de la Alcaldesa al excusarse ante los moradores de la Esperilla por el corte de bambúes en el Parque Iberoamericano, dueños legítimos del contenido de su espacio vital y a la vez invocar el imperio de la Ley 176-07, que le faculta para realizar la adecuación ambiental estimada pertinente.

Ante los nuevos tiempos que corren para la humanidad, con tantas amenazas y riesgos ambientales fruto del Cambio Climático y la secuela deletérea de males desconocidos por la pérdida de la calidad ambiental y la simplificación de los micro-ecosistemas dentro de las urbes, impone una actitud de defensa de la naturaleza como ésta.

Es decir, nueva vez entra en el escenario de la justicia social, la dicotomía de lo legítimo frente a lo legal. La Esperilla tiene al Parque Iberoamericano entre sus bienes naturales más preciados por los servicios que le presta, los cuales no quisiera que alguien se los ponga en riesgo o amenaza, pero legalmente corresponde a la municipalidad gestionar el contenido del mismo, para que cumpla con los objetivos de amenidad y recreación propio de estos espacios verdes. Siendo justos y de cara a la realidad, ¿a quién darle la razón, a los moradores o a las autoridades?

La prudencia y la inteligencia combinadas hacen milagros que las leyes no pueden prever, pues lo que bien pudo ser un conflicto casado entre munícipes y autoridades, la Ejecutiva del Ayuntamiento del Distrito Nacional lo desmontó totalmente al reunirse y pedirle excusas por actuar sobre los bienes naturales de su espacio, sin que medie una comunicación previa de conciliación, aunque se actuara al amparo de la ley.

De eso se trata, una sociedad que vela por sus bienes comunes y una autoridad consciente de la legitimidad que le impone la realidad envolvente. Todo habla muy bien sobre esta forma de proceder entre ambas partes, del correcto ejercicio del poder. Sin embargo, el mal de fondo sigue latente. ¿Cómo eliminar el bambú y luego, las palmeras jugarán un mejor papel paisajístico – ambiental y psicológico?

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