P. Profesor,¿qué está pasando con los bosques, fuentes de agua y la Presa de Monción después que se le quitó la protección legal al Parque Nacional Manuel Aurelio Tavares Justo?
R. Una verdadera tragedia. Parece que no fue suficiente con las devastaciones de los incendios forestales en casi toda la cuenca del río Mao ocurridas a raíz de la Sentencia del Tribunal Constitucional, dejando sin tutela legal a esta inmensa área protegida, destinada a garantizar la integridad de las nacientes y cabeceras de los ríos Mao, Cidra, Cenoví, El Gallo, Magua, Ámina e Inoa entre otras que alimentan y mantienen viva la Presa de Monción.
Ahora es la ganadería y los pastizales que están expandiéndose sin control donde antes solo había bosques de hojas anchas y pinares, incluso, en las mismas márgenes del río Mao, la eliminación de los bosques para dar paso a planes de manejo forestal o mejor dicho, planes de corte para el aserrío, si no que también se está plantando yautía aguas arriba del embalse de Monción, el cual languidece a la misma velocidad en que muere este río.
La depredación no se detiene con la eliminación de los bosques, si no que hasta las cotorras cuyo hábitat natural se mantuvo en las masas forestales de Los Ramones, Sillón de la Viuda y faldas de Los Platicos y el Gallo, están siendo víctimas del pichoneo de los tradicionales cotorreros (si es que existe esta categoría de cazadores), que además de atrapar los pichones con técnicas y prácticas tradicionales, ya están recogiendo los huevos para encubarlos y tratar de reproducirlos fuera de esos abrigos forestales de mediana y alta montaña.
Desde la Academia de Ciencias se ha tratado de darle seguimiento a la situación tan apremiante del Parque Nacional Manolo Tavares, que ha desaparecido para dar paso a este atentado contra las aguas y la biodiversidad, pero la covid-19, se ha sumado a las trabas comunes que nos impiden el desplazamiento hasta tales lugares.
Es oportuno señalar que este panorama gris no se queda en las cabeceras de los ríos Guayubín, Yaguajal e Inaje, si no que cruza el igualmente descuidado Parque Nacional Nalga de Maco, donde toda la cuenca del río Joca, hasta río Limpio, ha sido depredado por las talas, carreteras y pastizales.