P. Profesor, ¿podría explicarnos lo que está pasando con el Parque Nacional El Morro?
R. Aunque con sus aristas particulares, lo mismo que ocurre en el Parque Nacional Piky Lora, donde actualmente se eliminan tramos importantes del bosque de galería del Río Mao, para sustituir los árboles por zonas de cultivo, o lo que viene dándose en el Monumento Natural Félix Servio Ducoudray, donde se remueve la arena y se elimina la vegetación natural que fija las dunas para que el viento no las traslade de su lugar.
Aunque de forma intermitente, la destrucción del Parque Nacional de El Morro, es algo que se inició con la misma creación del antiguo Parque Nacional Monte Cristi, en agosto de 1983, cuando de repente, terrenos comuneros, nunca antes mensurados, fueron parcelados por el ayuntamiento local para vender solares en el mismo pie del monte del dromedario dormido, no obstante, la nueva normativa que le incluía en el Sistema Nacional de Áreas Protegidas.
En el Piky Lora, una extraordinaria extensión de bosques alternados con chaparrales y vegetación arbustiva, muestras singulares de ecosistemas prístinos de estas formaciones únicas de la naturaleza dominicana, todavía tiene frescas las huellas de bulldozers y palas mecánicas que convirtieron los bosques ribereños en extensas zonas de suelos desnudos que se extienden hasta tocar las mismas aguas de este legendario río; justo donde todavía se ve al Dajao hacer sus migraciones, no nadando, si no saltando sobre las aguas, pues este pececito endémico, para poder reproducirse en los tiempos pautados por la evolución, tiene que remontar estaciones ribereñas cada vez más altas.
Cualquier mortal podría decir, entonces, no se trata de lo mismo, pues El Morro no tiene ríos ni peces migratorios, pero sí está la Salvia montecristina y la Anthyrroea sp. especies únicas, endémicas o exclusivas, que por algún capricho de la naturaleza, solo viven en este espacio tan singular de nuestras costas. Pero es preciso destruirlas para satisfacer nuestros apetitos, sin importar los miles o millones de años que tiene la naturaleza evolucionando para crear estas expresiones botánicas que jamás podrá la tecnología colocar en estos lares.
¿Se entiende por qué la ignorancia es atrevida…? Por mero capricho, ella nos lleva a cometer errores y males incurables, que luego debemos pagar muy caros, pues aunque nuestra capacidad de comprensión nos lo impida, por estas mismas razones la covid-19 no tiene su antídoto natural. ¡Somos verdaderos analfabetos ambientales funcionales!