P. Profesor, a propósito del sargazo, ¿Qué le parece el Acuerdo Turismo – BID – Asonahores para el rescate de 35 playas afectadas regularmente por esta macroalga?
R. Apostar al desarrollo turístico, siempre que se gestione y oriente hacia la sostenibilidad, será un punto luminoso en el porvenir y el desarrollo de la República Dominicana y por lo tanto, es aplaudible el acuerdo al que han arribado el Ministerio de Turismo (MITUR), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Asociación Nacional de Hoteles y Restaurantes (ASONAHORES) en un esfuerzo conjunto para el rescate y lucha contra los impactos ambientales relacionados con la presencia del sargazo en varias playas de las costas dominicanas, que le sirven de soporte a esta actividad tan importante para la economía del país.
Cuando en marzo 2020 el Covid – 19 frenó violenta e intempestivamente el turismo en la República Dominicana, fue tal el desconcierto y los presagios oscuros que este evento inesperado e insospechado causó, que de repente nos colocó, junto al resto del mundo, ante una realidad nunca antes vivida y por lo tanto, ante la cual nos vimos totalmente desarmados para enfrentarla con alguna posibilidad de éxito.
Pero como el SARS Cov – 2 o Covid – 19 no tiene prisa y amenaza con mantenerse en nuestro país como un huésped indeseable, hoy todos tenemos la imperiosa necesidad de adaptarnos o correr el riesgo de perecer en el intento.
Es decir, es con ingenio e inteligencia como nos acomodaremos para hacerle frente a un mal para el cual los remedios caseros no funcionan y los especialistas y sus brebajes tecnológicos milagrosos, aún no han llegado.
Pero lo que no estaba en agenda, aunque sí lo conocíamos, era el sargazo, otro enemigo sumamente agresivo contra el turismo y que es capaz de crear estragos en la actividad económica más innovadora y prometedora que tenemos al alcance para construir nuestro porvenir.
Tan real como este virus lo es el cambio climático que en su parábola infinita de impactos sobre el planeta, induce al surgimiento de problemas como la presencia del sargazo en las playas caribeñas.
Adaptarnos a la nueva realidad que tiene la humanidad como escenario para alcanzar la supervivencia, implica un proceso de adaptación proactivo e inteligente, donde el conocimiento y las buenas prácticas de hacer turismo, han de ser el norte que marca la brújula del desarrollo para países insulares o archipielágicos como la República Dominicana.