Consultorio Ecológico

Consultorio Ecológico

P. Profesor, acaba de concluir la temporada ciclónica de este año, ¿usted podría indicarnos cómo afectó a la República Dominicana y el resto del continente americano?

R. Las secuelas del cambio climático son cada vez más intensas, más abarcadoras y más catastróficas y este año ha coronado, por primera vez, el mayor número de eventos climáticos con nombres que se han registrado en temporada ciclónica alguna en el Atlántico Norte, dejando una secuela de impactos en toda la región caribeña y Centroamérica, de la cual la República Dominicana no fue la más afectada, pero que no salió ilesa.

Es cierto, fueron a penas dos eventos fuertes los que afectaron sensiblemente a la República Dominicana, las tormentas Isaías (que causó estragos en Hato Mayor) y Laura que afectó todo el país (todas las provincias del país entraron en algún estado de alerta, incluyendo 27 en alerta roja), particularmente al Gran Santo Domingo, Azua, Barahona y todo el litoral Sur; pero ¿qué pasó en el resto del continente?

Durante este año ocurrieron 31 ciclones tropicales o subtropicales en el Atlántico Norte, que incluyeron 30 tormentas con nombre, donde 13 se convirtieron en huracanes y 6 de los mismos alcanzaron gran magnitud, causando daños mayores. Es la segunda temporada de ciclones tropicales que presenta el sistema de nombres de tormenta con letras griegas, después de la primera ocurrida en 2005, la cual tenía el récord de eventos atmosféricos, hasta la llegada de esta última.

Esta temporada también tuvo seis huracanes que tocaron tierra en los Estados Unidos, que es la mayor cantidad jamás registrada en ese país, incluyendo a Laura, cuyos vientos pusieron al Mississippi, el más grande río de ese país a devolverse o a correr en sentido contrario en su desembocadura.

Pero las tragedias más grandes de esta temporada, llegaron con Eta e Iota, dos tormentas tropicales que se formaron por primera vez en el mismo Mar Caribe (Sur de Jamaica y entorno de la Isla Caimán, al Sur de Cuba) y luego se convirtieron en poderosísimos huracanes que arrastraron consigo a decenas de vidas humanas y daños incalculables a la propiedad en Nicaragua, Honduras y Guatemala.

Es decir, ya los huracanes no solo vienen de las Costas Africanas como ha sido la costumbre climática, si no que la misma región Caribeña, quien normalmente los recibía, se está convirtiendo rápidamente, en una potencial y real generadora de huracanes, con los mayores ribetes de agresividad.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas