P. Profesor, ¿de qué se ocupa la Guía Ecoturística de las Áreas Protegidas publicada por la Academia de Ciencias?
R. Las guías turísticas que se preparan en el país, casi siempre bajo los auspicios de alguna entidad comercial, si bien tienen el propósito de vender enclaves turísticos, infraestructuras hoteleras, sitios o tiendas artesanales, una variedad enorme de souvenires y cosas por el estilo; tienen como fin último, vender las bondades de este sector y, sobre todo, mercadear una imagen agradable de la sociedad dominicana y sus valores, para atraer visitantes de todo tipo y de todo el mundo.
Pero elaborar una guía con el propósito de vender valores ecológicos, servicios ecosistémicos y bienes intangibles, puede que no llene las expectativas del comercio y por lo tanto, no logre el respaldo económico que la hagan viable, ni concitar el respaldo empresarial o de quienes regularmente regentean este sector. Por estas razones, la Academia de Ciencias ha decidido respaldar la publicación de una “Guía Ecoturística del Sistema Nacional de Áreas Protegidas de la República Dominicana”.
Se trata de un trabajo académico o científico de primer orden, pero lo suficientemente ameno y práctico para que todo visitante de estos enclaves naturales, pueda disfrutar de la extraordinaria riqueza biológica y ecosistemas que atesoran los parques nacionales, reservas científicas, monumentos naturales y culturales, refugios de vida silvestre, santuarios marinos y una valiosísima variedad de áreas nacionales de recreo, vías panorámicas y corredores ecológicos que conforman los espacios protegidos dominicanos.
Por primera vez el país cuenta con un instrumento que le permite a cualquier dominicano o extranjero, salir al campo con un prontuario de opciones para elegir conforme a su gusto, desde humedales, caños, lagos o lagunas, dunas, ambientes desérticos, zonas de montañas, altiplanos semejantes a las regiones templadas del planeta, o simplemente navegar, adentrarse en un laberinto de mangles y detenerse a recrear la mansedumbre de algún manatí, una ballena saltando o dormir en casas de campaña y despertar con todo congelado, como suele ocurrir en Charco de la Paloma – Sierra de Bahoruco o Valle Nuevo – Cordillera Central.
Este trabajo, fruto de la labor intensa de dos grandes especialistas en áreas protegidas, José Manuel Mateo, con más de 35 años ininterrumpidos trabajando el tema y Adolfo López, acucioso investigador de los tesoros culturales y valores ecológicos más escondidos de ecosistemas prácticamente desconocidos, le brinda la oportunidad al país de mostrar el verdadero rostro de su naturaleza.