Especialista en recursos naturales
P. Profesor, de soslayo usted se refirió recientemente a la importancia estratégica de las áreas protegidas para el suministro de agua, en calidad y cantidad suficientes, para él consumo humano de la capital dominicana y la provincia Santo Domingo ¿cuál es el soporte de sus planteamientos?
R. Y algo más, el agua potable no solo es un servicio indispensable que tiene que estar garantizado para el consumo humano, tanto para el Distrito Nacional como para los diferentes municipios del Gran Santo Domingo; sino que resulta vital para la misma higiene urbana y el desarrollo industrial, donde entra como materia prima muchas veces y otras, como elemento indispensable del proceso productivo. Cuando se estudia en detalle la procedencia del agua que se le sirve a la capital dominicana y asentamientos humanos periféricos, se puede constatar que afortunadamente, en más de un 90%, están vinculados con los espacios protegidos que posee la República Dominicana en su Sistema Nacional de Áreas Protegidas.
El Acueducto Valdesia-Santo Domingo, el más importante del país y el que más agua aporta a esta gran urbe, proviene de los parques nacionales Valle Nuevo y La Humeadora. Los acueductos más antiguos de la capital dominicana: Guananito, Haina, Duey, Isa y Mana, todos están en el Parque Nacional La Humeadora. El Acueducto Barrera de Salinidad de Santo Domingo Este, se encuentra en el interior del Parque Nacional Humedales del Ozama y es alimentado por los ríos Comate, Comatillo y Yabacao entre otros que nacen en Los Haitises, Parque de la Biodiversidad y los monumentos naturales de Socoa, Comate y Comatillo.
La Planta Potabilizadora de Manoguayabo y decenas de pozos de Batey Bienvenido, Palavé y Lechería, así como la Toma de Agua del Río La Isabela, entre múltiples campos de pozos – bomba (incluyendo La Yuca-La Victoria – Cruce de La Virgen), todos están dentro del Cinturón Verde de Santo Domingo. Solamente queda parcialmente fuera del Sistema Nacional de áreas Protegidas, la cabecera de los ríos La Isabela, Ozama y Guanuma; que nacen en la Loma los Siete Picos y Mariana Chica, los cuales ameritan ser igualmente protegidos por encontrarse dentro de terrenos del Estado (CEA), sufriendo todo tipo de depredación, incendios y conuquismo.
También la minería es un fantasma que se mueve alrededor de estas fuentes acuíferas que calman la sed a la mayor concentración de seres humanos del país.