P. Profesor, hay una Reserva Científica denominada “Dicayagua”, pero no encuentro suficiente información al respecto, ¿usted podría ayudarme explicándome su importancia y sus atributos para declararla área protegida?
R. La Reserva Científica Dicayagua (IA – UICN), es una de las áreas protegidas más originales y que encierra más misterios, interrogantes, curiosidades y secretos que debemos conocer sobre el mundo de las comunidades naturales epífitas o eco – dependientes. En este caso, se presentan fenómenos realmente extraordinarios e inexplicables desde el mismo mundo de las ciencias biológicas mejor conocidas, como la botánica, dendrología, fisiología vegetal y fitosociología de vegetación riparia o ribereña.
El cayuco y la pitajaya son cactáceas muy conocidas, por sus características de fácil adaptación a zonas desérticas, áridas o de monte espinoso, como Azua, Tábara, Fondo Negro, Canoa, Vicente Noble y el entorno del Lago Enriquillo, así como la Línea Noroeste, particularmente Villa Vásquez, Guayubín, Villa Elisa y todo el entorno entre Monte Cristy y Los Conucos – Carbonera, pero siempre formando ambientes terrestres hiperáridos.
Hasta ahí todo está bien y cualquier persona lo puede comprobar con solo desplazarse por las carreteras que atraviesan estos lugares, pero ¿quién puede imaginarse un cayuco en la copa de un gigantesco samán? Y no solo uno, si no, desarrollándose profusamente en la copa de varios árboles del bosque de galería de un tramo del Ríachuelo Dicayagua. Realmente es un caso digno de verse con detenimiento y hacerse varias interrogantes:
¿Cuáles son esas especies de cayucos meramente terrestres que tienen la capacidad de epifitar en copas de árboles de bosques ribereños? ¿Se trataría de epífitas inofensivas o epífitas parasitas?
En uno u otro caso, ¿cómo se da ese fenómeno con tanta profusión? ¿el fenómeno se da solamente con el Samán o con otros árboles de bosques húmedos? ¿Se aprecia este fenómeno en otros puntos del país…?
Todas estas interrogantes ameritan respuestas académicas y merecen estudios detallados para adentrarnos en el mundo maravilloso de la conectividad ecosistémica, de la forma en que se da la originalidad o particularidad de cada ecosistema, pues habrá sistemas ecológicos parecidos en ambientes similares o en condiciones y parámetros equiparables, pero jamás “iguales”. Es decir, las huellas de la naturaleza son únicas, tanto en su estructura, como en su dinámica ecológica.