CONSULTORIO ECOLÓGICO

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Especialista en recursos naturales
P. Profesor,  estamos un poco confundidos, en principio todos celebra- mos la noticia de que se iban a canalizar los ríos para resolver el problema de las inun- daciones en los lugares donde hay poblados o asentamientos huma- nos muy próximo a sus cauces, pero con el conflicto del Camú en La Vega, se alega que las operaciones se están haciendo más para complacer intere- ses que para resolver el problema en sí, ¿será cierto que la canalización realmente no resuelve el problema?

R. Es que el problema no reside en la falta de la canalización de los ríos, sino en la deforestación en las cuencas altas y en las zonas intermedias altamente escarpadas, donde toda escorrentía se convierte en un torrente. Si la cuenca está desnuda, no hay soluciones ingenieriles que valgan y hasta los santos se hacen sordos cuando elevamos nuestras oraciones. La canalización es una respuesta atenuante. Eso quiere decir que se trata de una solución paliativa, que resuelve una situación puntual, pero no la problemática. Es decir, la canalización es una solución a corto plazo, porque a la larga, el río no va a correr por donde los ingenieros quieran, aunque hagan todos los cálculos topográficos, altimétricos, fotogramétricos y demás recursos que la mente pueda indicarnos. Todo esfuerzo termina siendo inútil si la fuente de agua no tiene árboles en su cabecera ni en sus orillas. Cien árboles de ceiba hacen más que cien buldócer, cincuenta palas mecánicas y veinticinco volquetas juntas.

Ya hay casos prácticamente perdidos. El río Yuna, por ejemplo, para no mencionar el Nizao, el Jura o el Jatubey, resulta ingobernable. El Yuna se ríe cada vez que le ponen un obstáculo en el medio, porque eso lo obliga a provocar daños mayores. En más de una ocasión, la Falconbridge Dominicana ha intentado colaborar con la canalización  de este río y no obstante la preparación de su personal y toda la maquinaria moderna o que nadie tiene en este país, no han podido domesticar, ni siquiera hacerle cosquillas. En estos momentos no queda nada, absolutamente nada de los trabajos realizados en el pasado, salvo algunos gaviones en los aproches de los puentes de la Autopista Duarte, los cuales requieren que crucemos los dedos cada vez que viene un ciclón para que no se los lleve.

La canalización resuelve, pero puntualmente. La verdadera solución reside en la reforestación de la cuenca y las márgenes ribereñas.

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