CONSULTORIO ECOLÓGICO

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Especialista en recursos naturales
P.
Profesor, le agradezco nos explique el caso del Río Inoa, que según usted, es el “único río del país que ha revivido”, después de estar clínicamente muerto; ¿cómo se produce ese fenómeno de la naturaleza?… ¿hay esperanzas de que otras fuentes en franco estado de agotamiento pudieran reactivarse en el futuro, cuáles son las posibilidades y circunstancias para que se produzca ese renacer?

R. Todavía permanece fresca en mi memoria aquella escena (1981), donde Mario Suárez Marril y Adalgisa Arias, los dos primeros educadores ambientales que tuvo la República Dominicana, le mostraban a Merilio Morel, Director Nacional  de Parques, el librito “Se Acaban Nuestros Ríos”, cuya portada estaba ilustrada con  niños jugando pelota en el play improvisado sobre el curso del Río Inoa.

El argumento central de este documento educativo estaba orientado a advertir al país y en particular a los educadores, el peligro que corría el país con la problemática de la deforestación que azotaba todo el territorio nacional y se ponía el ejemplo palpable de esta realidad, el drama de este río, otrora muy caudaloso, que tenía una hidroeléctrica abandonada por la pérdida de su caudal.

Hago referencia a este caso porque en varias ocasiones fui a bañarme al balneario más famoso de San José de Las Matas, conocido popularmente como “La Ventana” y pude constatar una y otra vez esta realidad del Inoa. Afortunadamente, el bosque del Monte Higua, su cabecera, totalmente deforestado para aquel entonces, hoy se ha tupido  de árboles y el río ha recuperado su flujo base.

Pongo este ejemplo para satisfacer vuestra inquietud porque a mí me consta, es una vivencia, pero no es tarea fácil revivir un río cuando éste se ha secado o está languideciendo. Para recuperarse el Inoa se necesitó más de 30 años (tres décadas) para recuperar su cobertura forestal y  recomponer sus acuíferos o restablecer la función de la napa freática.

En lo que podemos estar de acuerdo con usted, es que “hay esperanza” y si seguimos reforestando en lugar de promover el corte con supuestos planes de manejo forestal, donde el símbolo no es un arbolito, sino un sinfín; podríamos cambiar radicalmente la suerte de nuestros ríos. El éxito indiscutible que ha tenido el Programa Quisqueya Verde se ha sustentado en la siembra. Ahora se puede cortar, pero primero se plantó. Cortar es muy fácil, lo difícil es sembrar.

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