CONSULTORIO ECOLÓGICO

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Especialista en recursos naturales
P.- Martínez, parece que el Estado Dominicano se equivocó al crear las nuevas áreas protegidas, haciéndole un gran daño a la minería, ¿vio las declaraciones de Víctor Santos Suriel servidas al periódico “Hoy” el pasado Lunes? ¿Qué opinión le merecen?

R.- Es exactamente al revés. Ha sido un gran acierto del gobierno y la Nación Dominicana haber seleccionado aquellos espacios valiosos del territorio nacional que poseen un gran potencial para el desarrollo del turismo, la investigación, la educación, la producción de agua, la generación de bienes tangibles e intangibles, la lucha contra la pobreza, la conservación de la biodiversidad, la lucha contra los efectos deletéreos y en ciernes de los cambios climáticos y sobre todo, la conservación de la riqueza histórica y cultural invaluable e irrecuperable que subyace en los fondos marinos del sureste y el suroeste.

Probablemente nuestro amigo Suriel no esté al tanto de lo que está pasando en el mundo con respecto a la conservación de la base de recursos naturales que le deben servir de plataforma al desarrollo de toda nación y que haya perdido de vista el concepto de la “sostenibilidad”. No se puede negar que la minería sea una actividad a contemplar dentro de los esquemas nacionales de desarrollo, pero jamás se podría comparar con el turismo. La minería es explotación, consumo físico de un recurso no reponible, con secuelas ambientales que atentan contra la salud y la calidad de vida. El turismo, aun con su lado oscuro sin regulación, es exactamente todo lo contrario. 

La minería es explotación de un recurso único, el turismo es aprovechamiento de unas potencialidades intangibles, que pueden crecer y expandirse indefinidamente. En la práctica minera no hay sustentabilidad, es la forma más agresiva de tomar los bienes naturales. A lo único que se podría aspirar, es a una práctica responsable, pero por sus costos, la respuesta casi siempre es la renuencia.

Las áreas protegidas constituyen el mejor escudo de protección contra los males ambientales que amenazan la vida del Ser Humano en todas las latitudes del planeta y la mejor garantía para el desarrollo y el disfrute de las presentes y futuras generaciones de dominicanos. Jamás la minería podrá generar tantos recursos a la economía dominicana como los que actualmente aportan las áreas protegidas de la zona oriental del país. Nuestras costas y mares constituyen actualmente una puerta ancha hacia el desarrollo que debemos cuidar como una tacita de porcelana.

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