P. Profesor, ¿Qué está pasando con las Barcazas de los Negros en Puerto Viejo – Azua?
R. Algo inconcebible para un área protegida megadiversa como el Refugio de Vida Silvestre de Puerto Viejo, pues los impactos fueron previstos y dados a conocer por la Academia de Ciencias, previo a la instalación de las dos barcazas para la producción de energía eléctrica e incluso, presentados en las audiencias públicas que precedieron el otorgamiento de la Licencia Ambiental concedida.
Se está afectando un verdadero tesoro biológico, un bien de la patria que goza de protección constitucional, aunque no se respete, pues es uno de los pocos hábitats naturales que le queda al manatí en las costas dominicanas, el cual solo se reproduce y alimenta en los caños y manglares que se forman en las desembocaduras de los ríos Távara y Jura en la Bahía de Azua.
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¿Cómo se podría entender que dos barcazas que funcionan en base a combustibles derivados del petróleo, ubicadas en medio de una laguna costera, no la va a contaminar, ni causará impactos, ni daño alguno, porque se encuentra fuera o en el área de amortiguamiento del cuerpo de agua que la conforma?
La Academia de Ciencias notificó con documentos al Tribunal de la Cámara Civil y Comercial de Azua, al Ministerio de Medio Ambiente y participó en las deliberaciones de las vistas públicas celebradas al respecto y desde la instalación de estas fábricas, son frecuentes las denuncias sobre la mortandad de peces, derrames de aceites y la contaminación de la laguna y el humedal asociado.
Ahora que un gran incendio ocurrido fortuitamente en una de las mismas, es cuando se anuncian acciones para la remediación ambiental y la salvaguarda del área protegida, algo que siempre es aplaudible, pues lo peor es nunca hacer nada para garantizar su integridad.