P. Profesor, lo que ayer era un obstáculo, hoy se ha convertido en nuestra Tabla de Salvación ¿Por y para qué es imperativo conservar el capital natural de la República Dominicana?
R. Ya la República Dominicana conquistó un espacio privilegiado en el mercado mundial del turismo y desde todas las latitudes del planeta, los ojos inquisidores están puestos en los atributos y los secretos que se esconden en este rincón del Atlántico, con tanto o mayor interés que en los tiempos del Renacimiento y los Imperios Coloniales de los siglos XV y XVI.
No son oficiosos, ni fortuitos, ni gratuitos los elogios, los piropos y los reconocimientos que está recibiendo nuestro país, provenientes de quienes manejan el mercado turístico internacional. Ya el Aeropuerto de Internacional de Punta Cana, de uso casi exclusivo para el turismo, mueve y hasta supera al Aeropuerto Internacional de Las Américas, en el movimiento de pasajeros. El turismo de cruceros está desbordando la capacidad – país para acoger esta modalidad emergente en toda la Región Caribeña.
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¿Cuál es el sustento para este fenómeno inusitado, capaz de elevar al país a los más altos niveles de desarrollo? Sin dudas, su inmenso “capital natural”, resguardado por los espacios costeros, ecosistemas y ambientes protegidos en el Sistema Nacional de Áreas Protegidas.
El gran desafío en estos momentos de prosperidad turística, para no dormirnos en los laureles, consiste en marchar en paralelo, en dos direcciones: 1.- Seguir con la promoción para la captación del capital turístico empresarial internacional, y 2.- Crear los mecanismos para crear una “Reserva de Recursos” para la inversión local necesaria e imprescindible, con miras a garantizar la “Sostenibilidad” del Capital Natural.