Profesor, ¿Qué le parece la propuesta de algunos legisladores de incluir en el presupuesto general del Estado 2025, una partida para la construcción de la carretera Cibao – Sur?
Un elemento de distracción, porque nadie puede alegar desconocimiento, ignorancia o ganas de intranquilizar al país nuevamente, sobre un despropósito que la sociedad dominicana, decidió impedir, hace más 60 años: herir de muerte a la Madre de las Aguas. Una infraestructura vial que atraviese la columna vertebral de la isla, o partir en dos la médula hídrica de la República Dominicana, jamás podría ser aceptada por mentes sensatas, por más convincentes que resulten los argumentos.
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Una carretera que atraviese la parte centro – occidental de la principal cadena montañosa de la isla, para comunicar a Yabonico (Las Matas de Farfán) con Sabaneta (Santiago Rodríguez), atravesando la Loma de los Amaceyes, implicaría perturbar la cabecera de tres arterias fluviales dominico-haitianas que conducen las aguas del Río Artibonito, única fuente acuífera de importancia que tiene Haití, cuya cuenca es la más grande de este territorio insular, prácticamente del mismo tamaño de Puerto Rico. Esta cuenca tiene 9,013 kilómetros cuadrados y la Isla Borinqueña 9,054.
En segundo lugar están las aguas del Río Yaque del Sur (Río San Juan / Los Gajitos), que tiene 5,125 km2, la tercera cuenca más grande de la República Dominicana y la cuarta de la isla y, lo que sería una estocada de muerte a la primera red hídrica dominicana (Río Yaque del Norte – Río Mao), con una cuenca de captación de casi 7,300 km2, indicando que, como política de desarrollo, estamos dispuestos a sacrificar las aguas que podría captarse en una superficie de 21,438 km2.
Todo lo anterior son números fríos, pero ponen en peligro el suministro de agua para los casi 23 millones de habitantes de La Española.