P. Profesor, ¿Cuáles avances se alcanzaron en la Cumbre Mundial del Clima?
R. Muy pocas cosas, para no decir, nada. Diálogos, si hubo muchos diálogos, ponencias, planteamientos, pero pocos consensos. Las negociaciones más improductivas para las partes, (unos 198 países presentes), en las últimas cumbres, pues de tres objetivos perseguidos por la COP 27, solo uno fue precariamente alcanzado.
En concreto, en esta Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, órgano supremo y válido de las Cumbres Globales sobre el Clima Planetario, esta vez reunido en Egipto, se acogió la propuesta de Colombia, El Caribe y otras naciones insulares, de “Crear un Fondo de Compensación por Pérdidas y Daños” a causa del Cambio Climático.
El objetivo de mantener el aumento de 1.5 grados centígrados la temperatura global del planeta con respecto a la era preindustrial, sigue incierto, a pesar de los intentos de las grandes potencias mundiales presentes en este evento, Estados Unidos, India y la Unión Europea. Las reglas para descarbonizar la economía mundial, siguen siendo débiles. Tampoco hubo consenso en la lucha contra las emisiones de gases a la atmósfera.
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En fin, la distancia entre donde estamos y donde deberíamos estar con respecto a la lucha contra los factores desencadenantes del calentamiento global de la Tierra, hoy es mayor que nunca. Las preocupaciones todo el mundo las comparte, porque no hay nación del mundo que no esté sufriendo los rigores del clima planetario; pero nunca se alcanza un compromiso igualmente que refleje la firme voluntad de someterse a la cuota de sacrificios que ello implica.
República Dominicana, con escasa participación en los daños globales, sigue sufriendo el flagelo de los desastres naturales, como acaba de ocurrir con las lluvias récord de la semana pasada, que hicieron colapsar el sistema de drenaje pluvial de Santo Domingo y 8 muertos de por medio.