Consultorio Ecológico. Cumbre Mundial sobre el Clima

Consultorio Ecológico. Cumbre Mundial sobre el Clima

Eleuterio Martínez

P. Profesor, ¿cuáles fueron los compromisos asumidos en la última Cumbre Mundial sobre el Clima que acaba de concluir en Lima?

R. El clima le está dando agua de beber a media humanidad, mientras la otra mitad muere de sed, pero lo peor de todo es que cuando cambian las cosas, las consecuencias son catastróficas: se ahogan los que tienen sed y la sequía le niega el agua a los que siempre la tuvieron en abundancia.

Los síntomas del paciente indican que la situación es realmente grave: la temperatura del planeta aumenta a gran velocidad, se derriten los polos, aumenta el nivel de los mares, hay crisis alimentaria en las regiones tropicales más productivas, los ciclones cada vez son más agresivos, los daños a las propiedades, las pérdidas de vidas humanas, la declinación de la biodiversidad… y tantos males asociados; son claros indicadores de que ha llegado la hora de hacer algo para detener la vorágine.

Esta realidad que le asiste al planeta y la sufre la humanidad, es más que evidente y le está quitando el sueño a todas las naciones. Esta vez fueron 140 países los que dijeron presente a la Cumbre Mundial del Clima No. 20, que acaba de concluir en Lima – Perú, donde sus gobernantes o Jefes de Estado reconocieron que es necesario ponerse de acuerdo en la ruta a seguir.

Pero aunque el Secretario General de Naciones Unidas quedó muy satisfecho con los acuerdos arribados, lo cierto es que es muy poco lo que se puede celebrar, pues el principal compromiso es que se asumirán compromisos concretos en la próxima Cumbre Mundial del Clima a celebrarse el año que viene en París.

En todas las cumbres pasadas sobre la problemática mundial del clima, la agenda de trabajo es la misma: detener el calentamiento global a causa de la emisión de CO2, impulsar una economía verde o sobre una base de sostenibilidad, menos dependiente de los combustibles fósiles y mucho más eficiente en el uso y conservación de los recursos vitales: agua, suelos, bosques, biodiversidad…

Hay que ser optimistas, porque la humanidad no tiene otra opción, pero las cumbres se han convertido en un diálogo de sordos y el mejor ejemplo son los tímidos acuerdos de las naciones ricas en hacer mayores esfuerzos para salvar la situación y de las economías emergentes en posponer para el 2030, estos mismos compromisos.

¿A dónde llegaremos?

 

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