P. Profesor, ¿por qué tanta insistencia sobre la problemática del agua?
R. Privilegiamos el agua como elemento de la naturaleza indispensable para el desarrollo, porque solo ella puede darnos todo lo que necesitamos para llevar una vida decente, pues su vínculo con la salud, alimentación, seguridad, hábitat, economía, infraestructura y clima”, resultan directos e íntimamente vinculantes.
Según las Naciones Unidas, entre 2.000 y 3.000 millones de personas (un tercio de la población mundial) sufre escasez de agua en el mundo, un problema que se agravará en las próximas décadas. A la vez, crece la contaminación del agua y se multiplican los desastres meteorológicos extremos como consecuencia del cambio climático.
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Hoy la ONU nos deja en claro las tres formas en que la crisis global de agua, se agrava por el cambio climático que se suma al factor humano desconsiderado frente a la naturaleza, hasta el punto de convertirse en verdaderos desastres naturales.
Las inundaciones o demasiada agua repentina que se cobra vidas en cualquier punto del planeta; sequías que pasan de severas hasta drásticas, que frena el desarrollo humano, creando, agravando y potencializando hambrunas por el mundo y un agua demasiado sucia que amenaza directa y gravemente nuestra salud.
Pero eso no solo es lo que está pasando con el agua en el mundo, sino en la República Dominicana y particularmente en Haití, los vecinos que la única agua segura de que dispone, les llega desde aquí: ríos Dajabón, Artibonito, Macacías y Mulito entre otros.
Ha llegado el momento de que comencemos a pensar seriamente, no solo en una ley de Aguas, que juega al pin pon en el Congreso Nacional, sino en una “Agenda de Acción Nacional por el Agua”, para establecer prioridades y evitar los graves problemas de inundaciones y sequías, cada vez más frecuentes que enfrentamos.