P. Profesor, el INDRHI inició los trabajos de limpieza y adecuación del cauce del Río Tireo para evitar que sus avenidas causen daños a la propiedad y pongan en peligro vidas humanas durante las temporadas lluviosas ¿resuelve esta acción el problema?
R. Es entendible la preocupación oficial ante los eventos incontrolables de la naturaleza, pues su dinámica no está sujeta al criterio de personas o instituciones; pero resulta cuestionable tratar la enfermedad por sus síntomas de malestar y no por sus causas reales.
El INDRHI es una institución eminentemente técnica y no escapa al conocimiento de sus especialistas que cuando un río se desborda y abandona su cauce creando serios daños a propiedades y hasta amenazas o puesta en peligro de vidas humanas, es porque a su cuenca de captación le han eliminado su cobertura boscosa.
No importa que se trate de un evento más grande de lo esperado, que sea un huracán, una tormenta o una vaguada con los más elevados niveles de precipitación, porque justamente la naturaleza define las características (la personalidad y la conducta) de un río, así como el tamaño de su cauce, en base al comportamiento histórico de tales fenómenos.
Entonces, a nadie se le puede ocurrir que “limpiando o adecuando” el cauce de un río se puede sustituir el papel de captación, almacenamiento y administración inteligente de los volúmenes de agua que entran en una cuenca en cualquier evento climático severo. “La naturaleza es perfecta y la única forma de gobernarla es sometiéndose a sus leyes”.
Que el Río Tireo y su homólogo, el Café arruinen la producción hortícola del Valle de Tireo cada vez que caen dos gotas de agua en su cabecera y hasta arrastren viviendas, aljibes, instalaciones y hasta seres humanos en cualquier evento climático intempestivo, es una clara señal de que el bosque ha desaparecido y de que la única acción inteligente o racional, es comenzar por reconstruirle su cobertura forestal.
Es una desgracia que estemos arruinando el hermoso y altamente productivo Valle de Tireo con los desmontes despiadados e inmisericorde de Cruz de Cuaba, El Paragua y El Café. “Las nacientes de un río son sagradas”. Las altas montañas son para la producción de agua y el valle para la producción de alimentos y riquezas.
“La vida surge con las aguas en las montañas, para que el Ser humano viva y produzca en el valle”.