Profesor, ¿Qué tal el Jardín Botánico de Santiago?

R. Increíblemente hermoso y dotado de una infraestructura espléndida y funcional, acorde con las expectativas de una gran urbe, Santiago de los Caballeros, que carecía de las instalaciones recreativas, educativas, ecológicas y científicas requeridas por toda una región marginada por servicios lúdicos de calidad.

Es realmente sorprendente ver lo avanzado de este proyecto, en tan corto tiempo, pues cuando el honorable Consejo Universitario de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (2004), aprobó nuestra propuesta de construir el Parque Temático Eugenio de Jesús Marcano, en los terrenos que hoy ocupa esta deslumbrante obra, solo exponíamos el enorme potencial ecológico para crear un centro recreativo y educativo para Santiago y la Región del Cibao Occidental.

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Todo eso, para aprovechar una “Caya Legendaria”, un ave nativa que no vuela, si no que corre, el “Búcaro” y el hermoso bosque de galería del río Jacagua. Claro y desde luego, el bosque de transición que divide en dos el Valle del Cibao, con remanentes de una vegetación relicta de especies propias y representativas de esta zona del país.

Pero hoy, dos décadas después, resulta sorprendente ver la belleza de unas instalaciones con tantas muestras ecosistémicas, que incluyen mariposarios, helechos, humedales, apiarios, plantas aromáticas y medicinales, bancos de germoplasma de la caoba criolla, frutales amenazados, variedades de cactáceas, palmeras, viveros y su última instalación: el “Orquidiario Vivian Saladín”, toda una atracción temática de buen gusto, para los amantes de las plantas más impresionantes, que roban toda la atención de los visitantes.

Todo esto habla muy bien de lo acertada de esta decisión y las competencias del patronato, particularmente, del talento evidente de Nelson Bautista y su equipo, que ha rebasado la confianza y expectativas creadas.