P. Profesor, en una mirada relámpago al 2021, ¿Qué nos dejó como legado en materia de conservación y esperanzas en el porvenir?
R. Sin dudas, la creación del Parque Nacional Loma Los Siete Picos en octubre 2021, el cual se erige como el “área protegida más importante” del país, para salvaguardar las únicas aguas seguras que tiene la capital dominicana y el Gran Santo Domingo.
Siempre será oportuno recordar que el Ozama es la fuente hídrica histórica sobre la cual se asienta la Ciudad Primada de las Américas, el principal activo cultural y de trascendencia histórica que adorna la Ciudad de Ovando y punto de partida de todas las epopeyas que acompañaron la definición del Continente Americano. Sobre las aguas del Ozama flotan más leyendas y pasajes coloniales que cualquier otro elemento con valor o significado histórico, conservado como “ícono”, dentro del “Sitio del Patrimonio Mundial de la Unesco”, 1992.
La loma Los Siete Picos es la Madre del Ozama, aunque su legado hídrico va mucho más allá, al alimentar al río Yuna con varios afluentes, al igual que al Río Haina. Es así como esta unidad de conservación tiene una trascendencia histórica en el devenir de los tiempos y habrá que verla, en lo adelante, como el saldo de una deuda acumulada con el porvenir y el desarrollo cultural, turístico e histórico de la capital dominicana.
Ahora se impone, entre los emprendimientos útiles e indispensables para su gestión y desarrollo, la elaboración de un “Plan de Manejo” y la modalidad de administración que llevará, en vista de que hay una organización sin fines de lucro, que viene trabajando por la conservación de los bosques y las fuentes hídricas, hace exactamente 40 años, que ha realizado un inventario botánico sumamente valioso y además, cuenta con una plantilla profesional especializada.