P. Profesor, ¿por qué hay que cuidar tanto el agua de Valle Nuevo?
R. Porque es el agua más segura del país y nadie, pero absolutamente nadie, debe ponerla en riesgo. Valle Nuevo está en las nubes, muy por encima de ellas, pues su techo regular es apenas 200 metros de altitud y este altiplano, se encuentra por encima de los 2,200 metros sobre el nivel medio del mar, es decir, dos kilómetros más arriba.
Eso quiere decir que, para secuestrar las aguas de esta Área Protegida, quienes se creen con autoridad para disponer de ellas, han tenido que subir una escalera de infinitos escalones por San José de Ocoa, Bonao, Constanza y Padre las Casas y después que se han enseñoreado de sus nacientes, nadie los puede sacar de allí, aunque le paguen una y otra vez.
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Valle Nuevo, al estar tan alto, le da agua al Río Yaque del Norte, llenando de vida, produciendo alimentos, energía y agua para el consumo humano en todo el Valle del Cibao Occidental y la Línea Noroeste, antes de desembocar finalmente en Monte Cristy.
Valle Nuevo, de igual manera es la cabecera del Río Yuna, el segundo más grande del país, el mismo que llega finalmente a Samaná, después de llenar de vida y bendiciones a La Vega, a Monseñor Nouel y Sánchez Ramírez y San Francisco de Macorís.
Valle Nuevo es quien hace el milagro de darle agua al Río Yaque del Sur, el tercer gran río del país que desemboca en Barahona y el Mar Caribe, haciendo un vergel de la Plena de Azua, saciar la sed y llenar de vida al Bahoruco y la Hoya de Enriquillo.
Valle Nuevo, es Nizao, Ocoa, Baní, San Cristóbal e increíblemente, Santo Domingo también… ¿Podemos permitir que alguien nos la quite?