P. Profesor, ¿Quién fue Eugenio de Jesús Marcano?
R. El naturalista dominicano más completo. Un verdadero hombre de ciencia que incursionó impresionante y exitosamente en múltiples campos del conocimiento relacionado con la ecología, el medio ambiente, botánica, geología, entomología y en áreas tan vastas y abarcadoras como la biogeografía y la taxonomía.
Para quienes le conocimos, un hombre humilde, educador, humanista y amante de la naturaleza que fue creciendo y avanzando en los saberes de la naturaleza por sí mismo, metódico, ordenado y con un espíritu de investigador innato. Era una persona realmente digna de respeto, autodidacta que solo le movía la investigación y la docencia.
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En la “cueva”, su oficina preferida y lugar predilecto de trabajo en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, quien le ofrendó todos los honores, incluyendo un “doctorado honoris causa”, tenía un herbario, una colección entomológica con casi todas las especies de insectos nativos, muchos de ellos identificados por él y sobre todo, una salita de exhibición permanente de rocas representativas de las principales formaciones geológicas dominicanas.
Decenas de especies, entre plantas y animales, por él descubiertas, honran su nombre, además de un Parque Nacional, “La Humeadora”, que por inobservancia le borraron el nombre y sobre todo, el Jardín Botánico de Santiago, su tierra natal (Tamboril), donde hizo sus mayores aportes al conocimiento de la naturaleza dominicana.
En el Instituto Politécnico Loyola dejó huellas imborrables, lo mismo en la Universidad de los Andes de Venezuela y herbarios de diferentes centros de investigación europeos y americanos, que resguardan muestras de la labor incansable de herborizador y explorador excepcional, cuyo natalicio acaba de coronar los 100 años.