P. Profesor, ahora que República Dominicana es un ícono del turismo mundial ¿Quién valora el rol desempeñado por las áreas protegidas?

R. No lo sabemos, pero quizás el Banco Central, que orondo nos explica las razones por las cuales nuestra moneda se ha revalorizado, tenga alguna respuesta, pues desde allí se insinúa que el respaldo del peso dominicano, ya no reside exclusivamente en el oro, si no y eso es lo interesante, en el verde de la alfombra que se extiende sobre el lomo de la Cordillera Central o el blanco – dorado de las arenas de las playas vírgenes y en el salto de la Ballena Jorobada.

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Desde la reunión de ministros de turismo de las Américas realizado en Punta Cana el año pasado, donde nuestro Presidente estrechó las manos del Secretario General de la Organización Mundial del Turismo, hasta el presente, nuestro país ha estado ante los ojos del mundo como uno de los puntos luminosos y de mayor relevancia para el sector más relevante de la economía dominicana y que más barato le resulta: “el Turismo”.

A nadie le cabe dudas de que la Isla Saona, Palmillas, la Piscina en el mar, Bayahibe, las playas de Punta Cana, Juanillo, Bávaro, Cortesito, Arena Gorda, Macao y Uvero Alto, se encuentran dentro de los dominios del Parque Nacional Cotubanamá, Santuario Marino Arrecifes del Sureste, Parque Nacional Punta Espada, Monumento Natural Hoyo Claro, Refugio de Vida Silvestre Bávaro – Caletón, Área Nacional de Recreo Costa Azul y Monumento Natural Ría Maimón.

Pero si miramos hacia el futuro, perdón hacia Miches, Samaná, Puerto Plata, Pedernales, Barahona, Nagua, Baní, Monte Cristy, Constanza, Jarabacoa, La Vega, Monseñor Noel, San José de Las Matas, Monción, Rancho Arriba y Sabaneta, por solo mencionar los que me llegan a la mente en estos momentos.