P. Profesor, ¿Tiene alguna importancia estratégica la Presa de Monte Grande?
R. Claro que sí, no solo por su rol social en tres provincias económicamente deprimidas, como son Independencia, Bahoruco y Barahona, por el potencial para la producción de alimentos agrícolas; si no, por tratarse de una infraestructura para la adaptación al Cambio Climático, pues su objetivo fundamental es la de contener las grandes avenidas del río Yaque del Sur, muchas veces catastróficas en las temporadas ciclónicas, porque no solo afectan las actividades, propiedades y vidas humanas, sino, por su rol en la regulación de las aguas de esta gran Arteria Fluvial, la más grande del flanco sur de la Cordillera Central.
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Jaquimeyes, Bombita, Canoa, Uvilla, Tamayo, Vicente Noble, Trujillo, Palo Alto, Fundación, Habanero, Peñon y poblados aledaños, quedan literalmente con sus campos ahogados o sepultados por las aguas en agosto, septiembre, octubre y noviembre. Para ellos, Monte Grande no es solo la solución, si no, su “Tabla de Salvación” ante los cambios globales del clima, al encontrarnos en el mismo trayecto de los ciclones del Atlántico Norte.
Sin embargo, el común de los analistas de esta situación, solo abordan el impacto político, económico y social de la obra y eso está bien, porque se aprovechan los grandes volúmenes fluviales, antes de depositarse en la Bahía de Neiba, pero de todo ello, lo más importante, son las vidas humanas que se logran salvar, ante los eventos extraordinarios de la naturaleza, pues lo único que podemos hacer ante su inminencia, es contemplarles y arrodillarnos para que la Virgencita de los Remedios, nos ayude a salir con bien.
Damos la bienvenida a la Presa de Monte Grande y abogamos por la continuación de las obras complementarias, para obtener los máximos o mayores beneficios sociales de esta mega obra civil.