Consultorio Familiar

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Soraya Lara de Mármol

Pregunta del lector: Conozco mujeres que no se divorcian para mantener su estatus social. Sufren mientras sus parejas hacen su vida independiente. No entiendo cómo pueden mantenerse en relaciones tan injustas. ¿Cuál es su opinión?

Respuesta de la terapeuta: Cuando observamos los fenómenos o las relaciones maritales vemos que existe una tendencia a interpretarlos desde una perspectiva causa-efecto, como si solo existiera una que genere un resultado.
En la relación interpersonal con la pareja íntima existen múltiples factores que coexisten en una complementariedad en la que se definen roles, modos de relación, expresiones afectivas y actitudes sexuales que hacen a esa pareja única.
Las pautas transaccionales que desarrollan y se definen en sí mismas dan curso al acomodamiento y a la adaptación a la adversidad sin que la pareja se dé cuenta de que está atrapada en un patrón relacional estructurado por ellos.
Dentro de esta multicausalidad encontramos el sistema de creencias como personas, pareja y familia, la percepción individual de los acontecimientos y lo que piensan sobre el otro. Subyace la creencia de que la unión es para toda la vida y la esperanza de que el otro cambie.
La definición del problema puede diferir entre uno y otro, pueden ser tan antagónicos que se convierten en un nudo en el que cada uno se posiciona en su punto de vista como el razonable, por lo que quedan paralizados y no toman la decisión porque cada quien considera que no es el responsable del problema.
Si es una pareja con hijos, se ha de tomar en cuenta la condición parental y sus actitudes de permanecer unidos hasta que estos crezcan y asuman la responsabilidad por sus vidas.
Y si es una pareja con creencias religiosas también se asume el dogma de la fe en la relación.
Otro elemento de tipo social que puede incidir y en el quedan atrapados es no tomar la decisión por el temor a que piensen que son unos fracasados.
También hay que considerar es el proceso de adaptación a la adversidad que ocurre paulatinamente. Se vuelven tolerantes a los problemas, evitan enfrentarse y sobreviven a cada encuentro.
Un razonamiento conocido es “No pongo el divorcio porque me verán como la persona intolerante, la que quiere hacerlo”.
Múltiples justificaciones existen para que una pareja permanezca unida, aunque otras personas no lo comprendan desde su punto de vista.

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