Pregunta de la lectora: ¿Es posible dañar o alterar el cerebro de una persona?
Respuesta de la terapeuta: Históricamente, entre las estrategias utilizadas en las guerras cuando atrapaban a un soldado estaba el lavado de cerebro. Llevaban a los presos políticos todos los días al pelotón de funcionamiento y los exponían al ruido de los disparos sin asesinarlos. Estas técnicas se usaban para perturbar, alterar la realidad de las personas, hacerlas presas de la desorientación, el miedo, la angustia y la indefensión.
En la actualidad, se habla de la técnica de luz de gas o gaslighting para referirse a la manipulación mental.
En la familia hay padres que no gozan de buena salud mental recurren a este tipo de manipulación con los hijos. También ocurre en los casos de violencia psicológica a la mujer.
Las estrategias son dirigidas a alterar el sentido de la realidad de las mujeres, como por ejemplo hacerles creer que son las responsables o las que provocan la violencia que sufren y que se inventan las historias.
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Las desvalorizaciones, las humillaciones y los ataques a la integridad personal dañan severamente a las personas porque afectan el sentido de la identidad, la moral y el estado emocional.
Estas acciones, sumadas al control, el dominio, el acecho, saberse perseguidas y aisladas de sus familiares y amistades, provocan sensación de soledad y falta de sentido de la vida.
Las mujeres quedan sin su red de apoyo, se sienten desvalidas e indefensas y quedan a expensas del maltratador y como receptoras de los diferentes tipos de violencia.
Hacer daño es posible.