P. Profesor, después de 27 cumbres climáticas mundiales fallidas y síntomas de agotamiento ¿Cuáles alternativas le queda a la humanidad para detener, amortiguar o adaptarse al cambio climático?
R. Solo tres, descarbonizar la economía mundial, cuidar los bosques y parar la contaminación de los mares. A pesar de todos los planteamientos traídos a los escenarios mundiales por los científicos, los mandatarios, los países, las agencias mundiales de cooperación, los grupos de presión buscando una salida en las cumbres precedentes, hoy las economías de las naciones están batiendo records de emisiones de carbono a la atmósfera, la causa de las causas del cambio climático.
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No ha valido la prédica, ni los conocimientos, ni las evidencias de que los ecosistemas forestales constituyen los mejores refugios seguros que tiene la vida planetaria y en particular, la única trampa de carbono eficiente que puede retirar las 41,000 millones de toneladas de carbonos que anualmente se están colocando en la atmósfera. Claro, el aporte mayor, por encima incluso del papel insustituible de las masas forestales terrestres, están los océanos, la matriz y el origen de la vida terrestre, pues en los mares se produce el 75% del oxígeno que se respira en tierra y, sin dudas, la mayor actividad fotosintética mundial, único mecanismo eficiente para la captura del CO2 y demás gases de efecto invernadero.
¡Que las petroleras se han convencido de que el metano es el gas más peligroso e incluso, las naciones insulares como la República Dominicana estén dispuestos a reducir su cuota contaminante de carbono y todas las naciones se inclinen a crear bonos para paliar los efectos catastróficos mundiales que arrastran consigo los extremos de inundaciones y sequías!; no es garantía de que ello se cumpla. Entonces, ¿cuál ventana se nos abre de cara al futuro? ¿Qué hacer?