Consumidores y productores de crudo se culpan mutuamente por altos precios

Consumidores y productores de crudo se culpan mutuamente por altos precios

WASHINGTON (AFP) – Los mayores consumidores de petróleo del mundo, temerosos de que el alto costo de la energía ponga en peligro su prosperidad, pusieron la pelota en la cancha de los países productores este fin de semana al pedirles que aumenten sus capacidades de producción, pero encontraron una dura resistencia.

Las exhortaciones de los consumidores estuvieron bastante lejos de causar algún efecto tangible en los productores, que insisten en que el mercado petrolero está bien abastecido y que el alto precio del crudo se debe a especulaciones e inquietudes geopolíticas.

Con precios por encima de los 75 dólares el barril en Nueva York, la economía global está bajo amenaza, advirtió el G7 de las naciones más industrializadas (Estados Unidos, Italia, Francia, Japón, Alemania, Canadá y Gran Bretaña), al concluir el viernes una reunión en Washington.

Por lo tanto, insistió el G7, es “crucial” que los productores aumenten la inversión en “exploración, producción, infraestructura energética y capacidad de refinación”.

El ministro de Finanzas británico, Gordon Brown, dijo que cuando la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) sostenga su próxima Conferencia Ministerial el 1 de junio, “debe revisar sus cuotas de producción y estudiar cómo podemos aumentar la capacidad de producción y refinación”.

Sin embargo, el ministro iraní de Petróleo, Kazem Vaziri-Hamaneh, dijo el domingo en Doha que la OPEP produce a su máximo nivel y no hay escasez de petróleo”.

Por ello el cartel, que produce el 40% del petróleo que se consume en el mundo, no debería decidir un aumento de la producción en una reunión informal prevista para el lunes, estimó.

Ya el sábado el representante de la OPEP, Adnan Shihab-Eldin, había respondido rotundamente al pedido de los ministros de Hacienda del G7, y después del FMI, arguyendo que la situación del lado de la oferta es “sana”.

“Uno de los factores clave que debe enfrentar el mercado tiene que ver con las incertidumbres en torno a la demanda de petróleo en lo sucesivo”, vinculadas a las “políticas de los países consumidores”, que pretenden reducir su dependencia frente al petróleo, declaró, pero también a “la evolución tecnológica y los niveles de producción de los países no OPEP”.

Para Shihab-Eldin, la presión para calmar al mercado no debe ejercerse únicamente sobre los países productores. Según él, es a los consumidores a los que más les preocupa el incremento de las capacidades de refinado.

En términos menos diplomáticos, el ex primer ministro libio, Chukri Ghanem, y ahora presidente de la Compañía Nacional Libia del Petróleo, dijo el mismo día que “los precios no están en manos de la OPEP”, puesto que “en la coyuntura actual, el genio está fuera de la botella”.

Ghanem se hizo eco así de declaraciones similares que hiciera antes el ministro de petróleo de Qatar, quien responsabilizó por el elevado precio del petróleo a la “terribe” especulación y a la “geopolítica”, y no a una escasez en el suministro.

“Esta locura está fabricada por especuladores que están aprovechándose de ella de la forma más terrible”, dijo Abdullah bin Hamad al-Attiya a periodistas.

“Si consiguiéramos que los políticos dejaran de hacer declaraciones negativas, el precio del petróleo caería 15 dólares”, dijo.

Y “no es sólo por Irán: todos están haciendo declaraciones”, aclaró, ante la pregunta de si se refería a las preocupaciones del mercado por los comentarios del presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad sobre su programa nuclear.

También los analistas en materia petrolera han atribuido la volatilidad de los precios al temor de que Estados Unidos, convencido de que Teherán planea producir armas nucleares, ataque a Irán -miembro de la OPEP- y afecte con ello el suministro de petróleo.

Por otra parte, el presidente estadounidense George W. Bush advirtió el sábado que la escalada de los precios del petróleo implicará “un verano (boreal) duro” para los consumidores estadounidenses, alarmados ante una tormenta que no parece amainar.

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