Consumidores y productores requieren auxilio oficial

Consumidores y productores requieren auxilio oficial

El martes comentaba el nefando y deletéreo efecto sobre la producción y el comercio de la práctica de unos pocos comerciantes que controlan las ventas al detalle, consistente en quedarse por tres meses o más con el dinero adeudado a sus suplidores locales.

Aparte del daño que ese atraso ocasiona, porque erosiona los márgenes de lucro de esos suplidores al inflar los costos financieros incluyendo tener que liquidar ITBIS facturados y no cobrados, esta costumbre estimula la importación de productos que bajo condiciones menos onerosas pudieran fabricarse competitivamente en el país.

La mayor razón por la que ese puñado de comerciantes insaciables mantiene acogotado al suplidor local es porque el gobierno no toma las medidas para romper este sistema que es fuente de un enriquecimiento ilegítimo en perjuicio de consumidores y productores criollos. Tratan mejor a grandes importadores; puerco no se rasca en javilla.

En el país ha habido casos de actividades empresariales cuyos márgenes de rentabilidad inusual y abusivamente elevados, en algunos casos por causa de legislaciones anticuadas, atrajeron  otros inversionistas cuya incursión en esos mercados produjo drásticas rebajas de precios.

En las telecomunicaciones el congelamiento de la tarifa del servicio local llegó a significar que un mes de telefonía sin límite costaba menos que una cerveza pequeña, y por tanto los precios de larga distancia eran estratosféricos; no por codicia de la telefónica sino porque así subsidiaba el servicio local.

Pero en el caso de los comerciantes que controlan las ventas al detalle con sus cadenas nacionales de supermercados y mega-tiendas, sus márgenes estratosféricos carecen de justificación y mantienen achicopalado al comercio y la industria que cándidamente les suple y luego languidece esperando el pago

En México y Centroamérica había un problema parecido que se resolvió cuando los gobiernos cortejaron a cadenas como Walmart, Publix, Target y Costco para que fueran a competir con las cadenas nacionales. En menos de un lustro, los supermercados extranjeros habían logrado más del 50% del mercado, los precios al consumidor habían bajado y los suplidores locales cobraban antes de 30 días religiosamente.

Las recaudaciones de impuestos, generación de empleos y transparencia en el pago de impuestos, electricidad y otros costos aumentaron, en beneficio de toda la sociedad.

¿Tendrá que pasar algo así aquí para que ese sabido grupito de codiciosos comerciantes cambie sus malas prácticas?

Publicaciones Relacionadas

Más leídas