No hay que cansarse de repetirlo: el desayuno es la comida del día; debe aportar la cuarta parte de calorías diarias y nutrientes, así que hay que pensar bien qué alimento lo van a constituir, y por supuesto, nunca debe saltarlo.
Respecto a los alimentos más adecuados, los expertos son unánimes: cereales, lácteos y frutas conforman un desayuno completo y equilibrado, cuya omisión puede acarrear mal humor, fatiga y un bajo rendimiento cognitivo. Si quiere contrarrestar estos efectos, observe lo que los cereales pueden hacer por usted.
El mejor combustible. Tal y como lo afirma la Asociación Española de Fabricantes de Cereales, incluirlos en el desayuno es una elección acertada, pues en sí mismos son un alimento completo que cuenta con múltiples beneficios.
Dan energía de alta calidad; sus carbohidratos complejos se absorben lentamente y liberan energía durante toda la mañana.
Son bajos en grasa. La mayoría tienen menos de un 3%; ayudan a una mayor ingesta de calcio; aportan importantes vitaminas a la dieta y además son una buena fuente de fibra, sobre todo soluble, siendo mayor en los cereales integrales. La fibra es saciante y aporta pocas calorías; es excelente para calmar el apetito.