Un equipo de psicólogos encabezados por Gordon Gallup y Rebecca Burch de la Universidad Estatal de Nueva York (Estados Unidos) realizaron un estudio entre 293 jóvenes universitarias para saber si el contacto con el semen podía mejorar el ánimo y disminuir la depresión.
Así lo precisa el portal la República.com, donde explica que para realizar el estudio dividieron a las mujeres según el uso de condón en tres grupos, las que “siempre” lo usan, las que lo usan “ocasionalmente” y aquellas que “nunca” lo usan.
Dijeron que luego les realizaron el test de Beck para detectar depresión. Los resultados fueron sumamente interesantes: A pesar de que el sexo sin protección suele asociarse a tendencias depresivas y baja autoestima, el estudio encontró que los pensamientos suicidas estuvieron presentes en 20% de las jóvenes que “siempre” usaban condón; en 7% entre las que “en ocasiones” lo utilizan; y solamente en 5% de las que no lo usan.
Indicó que la metodología tomó en cuenta la duración de las relaciones de las mujeres con sus parejas, la cantidad de sexo que tienen, el uso de píldoras anticonceptivas y los días desde su último encuentro sexual.
Agrega que este estudio no puede afirmar que el semen sirva como un antidepresivo natural; empero, los especialistas indican que sí podría considerarse que desde un punto de vista estadístico (pese a una muestra poblacional muy pequeña), que el contacto con el semen puede tener beneficios para el estado de ánimo de las mujeres.
Sin embargo, dice que es importante considerar también que no utilizar condón puede ser causa de embarazos no deseados y transmitir enfermedades de transmisión sexual.
Cabe recordar que sólo el 3% de una eyaculación contiene espermas, además contiene sustancias que pueden elevar el ánimo de las mujeres (vía vaginal): endorfinas, estrona, prolactina, oxitocina y serotonina.
«El resto del fluido seminal está compuesto de agua (más del 50%), azúcar (para nutrir a los espermatozoides), inmunosupresores (para que el sistema inmunológico de la mujer no destruya las células vivas) y dos hormonas femeninas, extrañamente, que estimulan la ovulación», afirma.