Contagio fecal en el Polígono Central

Contagio fecal en el Polígono Central

Cada día, a los que viven en el Polígono Central, de la capital, los arropa el temor del desastre ecológico por una explosión de materias fecales, que se produciría con la mezcla en el subsuelo de las aguas subterráneas de la zona con la inyección de aguas negras provenientes de la descarga de cientos de pozos filtrantes.

Debido a la escasa cobertura del sistema del alcantarillado de aguas negras y con el explosivo crecimiento de la ciudad en los pasados 40 años, fue necesario continuar con la solución clásica de cámaras sépticas con filtrantes y no involucrarse con grandes redes de recolección de aguas negras con sus plantas de tratamiento.

El actual sistema de alcantarillado de aguas negras es obsoleto y sus plantas de tratamiento están destruidas por falta de mantenimiento o desbordadas por la demanda de los usuarios.

Enfrentarse al grave problema que se ha creado por la inexistencia de sistemas de tuberías para recolección de aguas negras y la proliferación de filtrantes, ha elevado el problema a unas dimensiones que supera la capacidad de las autoridades. También de las organizaciones comunitarias que inciden en la buena marcha de las áreas residenciales.

El caso del Polígono Central capitaleño, desde la Ortega y Gasset al este hasta la Winston Churchill al oeste, y al sur la avenida 27 de Febrero con la avenida John F. Kennedy al norte, es de una magnitud colosal para cualquier gobierno, ya que el monto de los recursos requeridos supera la imaginación y los presupuestos gubernamentales para esa tarea. Esta no se hizo a finales de la década de los 50 cuando nació el ensanche Naco, y menos cuando la explosión urbana se extendió hacia el oeste de la avenida Abraham Lincoln con el ensanche Piantini, Julieta, Paraíso y otros. Así las aguas negras inundaron el subsuelo y el agua lluvia corre libremente por las calles para ocasionar los severos percances en el tránsito vehicular en las temporadas de lluvias.

Pensar en construir un sistema de alcantarillado en el Polígono Central con su alta densidad poblacional, la presencia de una línea del Metro y la carencia de terrenos adecuados para una planta de tratamiento haría irrealizable el proyecto, sin mencionar los severos inconvenientes y traumas a los habitantes provocados por las calles obstruidas, polvo, ruidos severos de las retroexcavadoras y compresores rompiendo la dura roca del subsuelo capitaleño.

Es necesario recurrir a otros métodos de la ingeniería sanitaria. El adecuado sería dotar a cada séptico de las edificaciones del polígono con un sistema de tratamiento primario, utilizado en casos similares en otras naciones, de manera que el líquido de descarga vaya al subsuelo sin contaminar el acuífero existente, el cual proporciona un importante caudal de agua de uso cotidiano en las torres y residenciales, mediante su extracción con bombas sumergibles.

Y esa agua extraída del subsuelo está altamente contaminada. Hasta ahora es casi un milagro divino que no se haya desatado una epidemia de cólera u otras enfermedades gastrointestinales, por el uso de ese líquido. Los organismos responsables deben enfrentar el problema con técnicas innovadoras, sin paralizarse alegando que no hay dinero para emprender la tarea gigantesca de un sistema de alcantarillado tradicional, el cual es imposible de llevar a cabo.

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