Contextualizando la muerte del general Qasem Soleimani

Contextualizando la muerte del general Qasem Soleimani

Los orígenes de esta nueva etapa en la crisis entre Estados Unidos de América y la República Islámica de Irán se remontan a los días previos a la llegada del presidente Donald Trump a la Casa Blanca. Sin embargo, para comprender los últimos sucesos es necesario entender su contexto geopolítico, económico, la conformación del poder y la relación de Irán con otros Estados, principalmente con su vecino Irak.

CONTEXTO GEOPOLÍTICO

Se recordará que pocos días después del triunfo de Donald Trump, en noviembre de 2016, Walid Phares su consejero en materia de política exterior confirmó que una vez inaugurada la administración, no se aceptaría el Plan de Acción Integral Conjunto, acuerdo internacional multilateral respaldado por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, Alemania y la Unión Europea, firmado con Irán en Viena, el 14 de julio de 2015.

Con el acuerdo, Irán se comprometió a una serie de medidas que limitaban su programa nuclear a fines civiles, lo cual sería vigilado y verificado por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). Las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos, Unión Europea y el Consejo de Seguridad, se irían aliviando en compensación por sus compromisos.

La tensión alcanzó su clímax en mayo de 2018 con la salida de Estados Unidos del acuerdo, el posterior restablecimiento y reforzamiento de las sanciones a Irán con lo cual Washington buscaba, entre cosas, que Teherán no pudiese exportar su petróleo con el fin de privarla de ingresos. Un problema mayúsculo para la República Islámica, puesto que el petróleo es su fuente principal para la generación de divisas, y podría provocar la degradación de la situación económica nacional.

CONTEXTO ECONÓMICO

Como resultado de estas presiones, las previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) al igual que las del Banco Mundial (BM), apuntaron a una reducción de 9.5% del Producto Interno Bruto (PIB) iraní para el año fiscal 2019/20, mientras la población siente el impacto de sanciones estadounidenses más estrictas, dirigidas a casi todos los sectores de la economía.

El rial, la moneda oficial se ha devaluado respecto del dólar estadounidense cerca del 40%. Esta situación llevó al retiro de varios subsidios por parte del gobierno, como el de los combustibles, que, desde mediados de noviembre, del pasado año, ocasionó protestas a lo largo del país, ya que esta abrupta decisión elevó el precio de los combustibles.

La Oficina de Naciones Unidas para los Derechos Humanos denunció decenas de personas muertas y cientos de heridos durante estas protestas que dejaron también miles de manifestantes detenidos. Su portavoz Rupert Colville, expresó preocupación por la violación de normas internacionales sobre el uso de la fuerza, incluyendo disparos con munición real contra los participantes, en las protestas que tuvieron lugar en más de 40 ciudades en varias provincias iraníes.

CUERPOS DE LA GUARDIA REVOLUCIONARIA ISLÁMICA (IRGC)

Los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC), comúnmente llamados Guardia Revolucionaria de Irán y conocidos a lo interno como Pasdaran, fueron fundados en abril de 1979 poco después que la revolución islámica derrocara al sah Mohamed Reza Pehlevi, en el poder desde 1941. El extinto líder supremo iraní, ayatola Ruhollah Musaví Jomeini, su fundador, les asignó como tarea proteger el sistema islámico y los valores de la revolución. De manera que, la Guardia Revolucionaria existe para asegurar que el Estado iraní no pueda reformarse hacia fuera de los limites concebidos por la revolución.

La Guardia Revolucionaria se ha convertido en una importante ficha militar, política y económica. Con unos 150, 000 efectivos, cuentan con fuerzas terrestres, aéreas y marinas, estando a cargo, en adición, del proyecto nuclear y del programa de misiles balísticos de la república islámica. En cuanto a lo organizacional, la Guardia Revolucionaria esta incardinada bajo el mando del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas, siendo parte del Ministerio de Defensa, pero en la práctica, estos militares están subordinados al líder supremo, el ayatola Alí Hoseiní Jamenei, no teniendo las autoridades civiles de elección control sobre ellos.

FUERZA DE RESISTENCIA BASIJ

A lo interno del Estado, la Guardia Revolucionaria comanda la Fuerza de Resistencia Basij, grupo paramilitar de voluntarios religiosos que orienta el apoyo popular al gobierno y supresor de la disidencia interna. Estos monitorean el cumplimiento de las estrictas costumbres locales, vestimenta pública de las mujeres, y cualquier fiesta al estilo occidental donde se sirva alcohol.

FUERZA QUDS

A lo externo, la Guardia Revolucionaria utiliza la Fuerza Quds y las milicias chiitas afiliadas, para extender su influencia en el Oriente Medio y más allá. La Fuerza Quds, es un comando élite creado en algún momento del desarrollo de la guerra con Irak entre 1980 y 1988. Se ha documentado la implicación de esta entidad, directa o indirectamente, en distintos conflictos en Oriente Medio, apoyando a milicias y gobiernos proiraníes, en Afganistán, Irak, Líbano, Siria, Yemen y los territorios palestinos.

En la guerra civil siria, la Fuerza Quds fue determinante en el apoyo al gobierno del presidente Bashar al-Asad contra el ataque de los rebeldes. En Irak, fue clave en la lucha contra el grupo terrorista Estado Islámico y para neutralizar los esfuerzos de los kurdos por la independencia. En Yemen, se le considera el sostenimiento vital de los rebeldes hutíes contra el gobierno de Saná.

El comandante de la Fuerza Quds, es el responsable de todas las operaciones de los Guardianes de la Revolución en el extranjero: las estrategias y el despliegue de los recursos en los diferentes teatros de operaciones. Esta es la razón por la que algunos en occidente lo consideran punta de lanza del respaldo iraní a grupos terroristas identificados con Teherán.

QASEM SOLEIMANI

Estratega militar iraní de alto nivel que destacó por su valentía durante los años de guerra entre Irán e Irak en la década de 1980 cuando comandó una de las divisiones del ejército iraní. Además, se le reconoce por su tenacidad y capacidad de combate. En el año 1997, el ayatola Ali Hoseini Jamenei, lo nombró comandante de la Fuerza Quds.

En 2012 organizó la Fuerza de Defensa Nacional por encargo del presidente sirio, Bashar al-Asad. Soleimani tuvo un papel destacado en la organización de Al-Hashd Al-Shaabi, coalición de milicias chiitas iraquíes también llamadas Fuerzas de Movilización Popular (PMF por sus siglas en inglés), formadas para luchar contra el Estado Islámico y que ahora están integradas en las fuerzas armadas de Irak. Estas acciones impidieron la caída de Bagdad y Damasco donde el general fue una ficha importante para que Moscú se uniera a la lucha contra el terrorismo en Siria.

Dado su destacado papel en la guerra contra el Estado Islámico en Irak y Siria, organización terrorista que amenazaba la estabilidad de la región, Soleimani adquirió visibilidad. En aquella ocasión, su papel convenía a los intereses de Washington. En el año 2019 encabezó la lista de pensadores globales de la revista Foreign Policy en la categoría de defensa y seguridad. En el puesto numero dos se situó Ursula von der Leyen, a la sazón ministra de defensa de Alemania y en la actualidad presidenta de la Comisión Europea.

SITUACIÓN EN IRAK

Irak e Irán son dos Estados con nexos geográficos, históricos y religiosos. Son vecinos, los dos son productores de petróleo, en ambos la población mayoritaria es musulmana de confección chiita, una de las dos principales ramas en que se divide el islam.

En estos momentos Irak está envuelto en una terrible inestabilidad social desde octubre del año pasado, se exige la expulsión de tropas extranjeras, el cese de la corrupción política y renuncia de las autoridades, hay incomodidad con la interferencia de Irán en los asuntos internos iraquíes y las deficiencias en los servicios públicos. El objetivo fundamental de las protestas es cambiar el sistema político que se instauró tras el derrocamiento de Saddam Hussein, marcado por divisiones sectarias. El primer ministro Adel Abdul Mahdi renuncio el 29 de noviembre, el parlamento aprobó su renuncia y la salida de su gabinete el 1 de diciembre.

La coalición al Bina, bloque parlamentario apoyado por Irán se disputa la mayoría en el Congreso con Sairun la coalición del clérigo chií Muqtada al-Sadr, defensor de los manifestantes. La coalición al Bina propuso a Asaad Abdulameer al-Eidani como candidato a primer ministro. Sin embargo, el 26 de diciembre Barham Ahmed Salih, jefe de Estado de Irak, puso su cargo a disposición del Parlamento al no querer nominar dicho candidato, pues consideraba que este no aplacaría las protestas que sacuden el país desde hace más de dos meses. Los muertos son más de 400, los heridos más de 20,000 y aún no se ha elegido un nuevo primer ministro.

ESTADOS UNIDOS EN ESCENA

A Estados Unidos le preocupó mucho la situación en Irak, pues considera una injerencia de Irán, las gestiones que Teherán realiza, en la búsqueda de incidir en que el primer ministro y en consecuencia, el nuevo gobierno de Irak, esté alineado con los intereses de la república islámica.

El lunes 30 de diciembre del año pasado, una ola de indignación recorrió Irak, dejando en segundo plano la rebelión que de manera espontánea se venía desarrollando desde octubre contra la clase política y contra Irán, cuando al menos 25 milicianos iraquíes murieron en los ataques de represalia que la noche anterior, realizara el ejército estadounidense en la frontera sirio-iraquí contra una facción proiraní, por la muerte de un “contratista” estadounidense, reavivando el sentimiento contra la presencia Estados Unidos en suelo iraquí.

El detalle es que la facción que fue víctima del ataque es Kataeb Hezbollah (las Brigadas de Hezbolá o Hezbolá iraquí) que forma parte de Al-Hashd Al-Shaabi, o Fuerzas de Movilización Popular (PMF). El número dos de PMF, Jamal Jafaar Mohammed Ali Ebrahimi, conocido como Abu Mahdi al-Muhandis, aliado importante de Teherán en Irak que en el año 2003 fundó y lideró Kataeb Hezbollah en respuesta a la invasión de Irak por el ejército estadounidense, declaró que, «la sangre de los mártires y heridos no sería derramada en vano».

El Gobierno provisional iraquí, reunido de urgencia, manifestó el mismo lunes 30 de diciembre que se veía forzado a «revisar sus relaciones» con Estados Unidos, ya que las fuerzas estadounidenses habían actuado en función de sus prioridades políticas y no las de los iraquíes», y que tales ataques «violaban la soberanía de Irak» y «contravienen las reglas de combate de la coalición internacional» estacionadas en Irak. El ayatolá Ali Husaini Sistani, principal autoridad chiita de Irak demandó del Gobierno, impedir la conversión de Irak, en escenario de un conflicto entre potencias.

IRRUPCIÓN EN EMBAJADA ESTADOUNIDENSE

El martes 31 de diciembre, hordas de manifestantes y milicianos irrumpieron en la embajada de Estados Unidos en Bagdad como represalia por los bombardeos contra la milicia proiraní en la que murieron los milicianos iraquíes. La multitud, al grito de “Muerte a Estados Unidos” y “Muerte a Israel” logró penetrar al recinto, quemando parte del muro perimetral, algunas cabinas y torres de vigilancia. Se encontraban entre los manifestantes, el número uno de la PMF, Faleh al-Fayad y el número dos, Abu Mahdi al-Mohandis.

El incidente del domingo 29 y la promesa de venganza elevó el temor a otros ataques a los intereses estadounidenses en la región, molestaron tanto que el gobierno interino iraquí dijo que reconsideraría su relación con la coalición liderada por Estados Unidos. Primera vez, desde la firma del acuerdo para mantener soldados estadounidenses en territorio iraquí.

Es muy probable que estos hechos hayan traído a la memoria los recuerdos del asalto a la embajada de Estados Unidos en Teherán el 4 de noviembre de 1979, la toma de rehenes y la posterior ruptura en abril de 1980 de las relaciones entre Washington y Teherán. 52 estadounidenses, permanecieron como rehenes hasta el 20 enero de 1981, en total 444 días. Representando hasta hoy, una gran humillación al orgullo nacional, lo que ha dificultado en parte, la normalización de las relaciones bilaterales entre ambos Estados.

ASESINATO DE QASEM SOLEIMANI

Estas acciones expuestas son la que llevaron al presidente Donald Trump a no actuar como presidentes anteriores que, habiendo estado antes el general Soleimani en la mira, pero conscientes de las posibles consecuencias, siempre optaron por no atacar. Él por el contario, el pasado 3 de enero, decidió autorizar la neutralización del general, acorde a su relato, como una medida defensiva, que buscaba proteger al personal de Estados Unidos en el extranjero y disuadir futuros planes de ataques iraníes. En el ataque murió también Abu Mahdi al-Mohandis, número dos de la PMF.

Este ataque, sin embargo, supone un desafío para un presidente que tiene intención de postularse a un segundo periodo y enfrenta un posible enjuiciamiento político. También en lo estratégico y en lo moral pues es la muerte de un líder extranjero de alto rango, de un Estado que, técnicamente, no está en guerra con Estados Unidos.

LA FASE SIGUIENTE

Saber que va a hacer Irán como respuesta es una incógnita. Pues dada la gran red de asociados estratégicos que tiene la república islámica, los funcionarios civiles y militares de Estados Unidos podrían quedar expuestos al viajar al exterior. Irán tiene la capacidad de atacar con rapidez y dureza los activos y personal estadounidense en la región, así como a sus aliados Israel o Arabia Saudita. Si se lo propusiera, Teherán podría, afectar la economía a escala global, atacando barcos petroleros en el Estrecho de Ormuz.

Sin embargo, un enfrentamiento directo es poco probable, dada la asimetría con Estados Unidos, un rival más poderos y que no desean. Podría haber un aumento en la retórica, con amenazas, descalificaciones y exhibición de músculos. Más adelante, grupos irregulares proiraníes podrían, realizar algunas que otras acciones aisladas contra los intereses estadounidenses y de sus aliados en la región. Siempre de manera lateral y no de forma directa.

Por otro lado, debido a la simbología y mística que envuelve a la figura del popular general, es muy probable que Teherán busque capitalizarlo como elemento de cohesión interna. Particularmente, luego de los grandes brotes de protestas contra las autoridades y contra el sistema que han afectado más de 40 ciudades, en unas 10 provincias.

De todos modos, es pronto aún, para conocer si en el plano estratégico el asesinato de Qasem Soleimani debilitará a Irán o fortalecerá a Estados Unidos. Si llevará a una guerra regional o en qué sentido afectará las ambiciones políticas del presidente Trump y hasta su propio legado.

La historia enseña que conflictos que tuvieron despliegues espectaculares y grandes celebraciones en sus inicios (las guerras en Irak y Afganistán) terminaron convertidos en grandes desastres políticos y militares. No debemos olvidar que, la República Islámica de Irán es la potencia regional más poderosa en Oriente Medio, por tanto, un conflicto total sería mucho más complicado.