Contienda presidencial francesa se reduce a dos

Contienda presidencial francesa se reduce a dos

PARIS (AP) — Lo que probablemente será una larga lista de candidatos presidenciales franceses está en sus últimas instancias de preparación, pero la verdadera contienda se reduce a dos hombres con visiones opuestas para el futuro del país.

Nicolas Sarkozy quiere una economía más eficiente y competitiva, y límites a la inmigración.

Francois Hollande quiere aumentar los impuestos a los ricos, proteger a los trabajadores, un país más acogedor… y ser el primer izquierdista que llega a la presidencia en varias décadas.

Los votantes franceses tienen seis semanas para decidirse. Los candidatos de extrema derecha y extrema izquierda tienen peso en la elección. El apoyo que obtengan en la primera vuelta el 22 de abril podría decidir el resultado en el desempate del 6 de mayo, al que llegan los dos más votados.

Todo esto podría cambiar el rostro de Francia.

NICOLAS SARKOZY

Sarkozy, de 57 años, pudo sonreír finalmente esta semana cuando una encuesta indicó que cerraba la brecha con el favorito Hollande.

Su rostro expresivo y su sonrisa son conocidos mucho más allá de la frontera francesa, desde que intervino en las guerras en Libia y Georgia y mejoró las relaciones con Estados Unidos e Israel.

Pero la misma cara provoca el odio visceral de sus adversarios, que no son pocos.

Desde la izquierda dicen que sus medidas para elevar la edad del retiro y limitar el poder de los sindicatos sofocan el estilo de vida francés para introducir la ética estadounidense de trabajar hasta que se agotan las fuerzas.

Sarkozy dice que Francia debe cambiar para conservar su importancia en el mundo.

Pero los empresarios que lo apoyaron en las elecciones de 2007 consideran que el impulso reformista se agotó rápidamente y que no ha facilitado la contratación de empleados y la innovación.

Sus socios europeos y las agencias calificadoras dicen que ha sido demasiado cauto a la hora de reducir el déficit.

Sus adversarios se ponen lívidos ante sus ataques a los inmigrantes —aunque él mismo es hijo de un inmigrante húngaro— y a las costumbres musulmanas, como la prohibición del velo islámico y sus bromas recientes sobre la carne halal, es decir, acorde con los ritos alimentarios islámicos.

Su mayor contra parece ser su propia personalidad. Su romance con la ex supermodelo Carla Bruni, con quien se casó meses después de divorciarse y ya siendo presidente, hizo el deleite de los tabloides, no así de los votantes, quienes no le perdonan que festejara su victoria electoral a bordo del yate de un amigo multimillonario.

«Es demasiado parisino» para los votantes rurales y demasiado «norteamericano» en su conducta y estilo, dijo Pascal Perrineau, profesor de sociología política en el Instituto de Ciencias Políticas de París.

FRANCOIS HOLLANDE

Hollande, también de 57 años, encabeza las encuestas desde hace seis meses y aparece como el ganador más probable.

Dirige al Partido Socialista desde hace una década, un período turbulento, pero pocas ideas suyas entusiasman a los votantes.

Es poco conocido en el exterior y ha causado preocupación en los mandatarios europeos al decir que se negaría a ratificar un acuerdo continental arduamente negociado para unificar más las economías de la eurozona.

«No sacrificaré los intereses de mi país, jamás», dijo en un debate televisado el jueves, y añadió que quiere una «reorientación de Europa».

Dice que el pacto hace demasiado hincapié en la austeridad en lugar de estimular el crecimiento. Acusado de ser blando y carecer de las dotes para liderar a «una Francia fuerte» —la consigna electoral de Sarkozy—, Hollande sorprendió a algunos en su propio equipo con la promesa de aplicar un impuesto del 75% a los sectores de mayores ingresos.

Reconoció el jueves que no afectaría mucho el déficit, pero sería una «medida moral» y «enviaría una señal» a los votantes furiosos con los banqueros y operadores de bolsa, y hartos del desempleo.

Perrineau dijo que «persiste un espíritu de comunismo» en Francia, a diferencia de otros países europeos donde se ha producido un desplazamiento hacia la derecha.

Hollande considera que atacar a los inmigrantes es la respuesta equivocada.

«Decir que ’hay demasiados extranjeros’, ¿significa eso que ’a los que están aquí legalmente, los que han vivido aquí durante años, los vamos a expulsar’?», preguntó el jueves.

Durante 25 años convivió con Segolene Royal, quien en 2007 intentó vencer a Sarkozy y ser la primera mujer presidenta de Francia.

LOS OTROS

El viernes venció el plazo para que los candidatos presentaran a la Corte Constitucional las cifras de 500 alcaldes y otros funcionarios electos que apoyan su campaña.

La corte verificará las firmas y dará a conocer la lista final de candidatos el lunes. Se prevé que habrá al menos 10 candidatos.

Los dos más votados irán a la segunda ronda. Entre éstos están la candidata de los Verdes, Eva Joly; el anticapitalista Philippe Poutou; el gaullista Nicolas Dupont-Aignan; Nathalie Artaud, del movimiento Lutte Ouvriere (Lucha Obrera) y el independiente Jacques Cheminade.

En la extrema derecha, Marine Le Pen afecta la retórica de campaña de Sarkozy; su resurgente Frente Nacional, con su plataforma antiinmigrante y antieuro, ocupa el tercer lugar en las encuestas.

En la extrema izquierda, Jean-Luc Melenchon está ganando popularidad con su fogoso discurso anticapitalista en los suburbios obreros de París. El domingo realizará un acto en París para «retomar la Bastilla».

El centrista Francois Bayrou tiene el apoyo de los que están hartos de Sarkozy pero temen los extremos, y de los católicos tradicionalistas.

Y si bien no ganará la presidencia, sus votantes bien podrían tener un peso determinante en la elección final.

 

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