POR GERMAN MARTE
La plaza Simón Bolívar, construida con fondos donados por el gobierno venezolano y a cuya inauguración vino al país el presidente Hugo Chávez, continúa deteriorándose debido a las filtraciones. Mientras, las trabas burocráticas entre la Oficina Supervisora de Obras del Estado y el Ayuntamiento del Distrito Nacional impiden su reparación.
La parte más afectada es el salón multiuso, un espacio soterrado adecuado para la celebración de conferencias, charlas y otros evento, y donde además funcionará la Biblioteca Simón Bolívar; cada vez que llueve, el agua se escurre libremente desde el techo, ya se ha dañado una parte de los plafones y del alumbrado.
Las filtraciones también amenazan con dañar el acondicionador de aire, el resto de los plafones y las paredes.
La situación es tal que la gobernación de la Plaza, a cargo de Rafael Guillén, ordenó no utilizar los acondicionadores de aire, por temor a una avería. Al menos una de las oficinas está en desuso por las filtraciones, según observaron reporteros de Hoy.
Los problemas en este singular parque ubicado en las avenidas Máximo Gómez esquina Bolívar se agravaron a partir del 24 de julio del 2005, cuando la Oficina Supervisora de Obras del Estado procedió a desbaratar una parte del piso para corregir las filtraciones que afectaban el salón multiuso. Pero desde entonces los trabajos fueron abandonados.
Desde agosto del año pasado el cuidado de la plaza fue traspasado al Ayuntamiento del Distrito Nacional, pero la Oficina Supervisora quedó a cargo de terminar los trabajos, lo cual no ha cumplido, según alega Guillén, quien sostiene que el cabildo ha hecho todo lo que ha estado a su alcance.
Mientras avanza el deterioro de esta emblemática plaza con la que se honra al Libertador, el cabildo del Distrito Nacional y el gobierno central no logran ponerse de acuerdo para determinar cuál institución asume los costos de la reparación, que en total no llega a los RD$5 millones, según el presupuesto que elaboró la Oficina Supervisora.
El tranque para hacer la inversión en la reparación de la plaza se originó, según Guillén, porque originalmente el espacio soterrado no estaba contemplado en el presupuesto original, razón por la cual los burócratas no encuentran la manera de justificar la inversión.
Cuando fue construida por el arquitecto Ricardo González, la Plaza Simón Bolívar costó unos RD$30 millones, dinero que fue aportado por el gobierno de la República Bolivariana de Venezuela. El gobierno dominicano aportó los terrenos.
UN AGRAVIO
A juicio de Guillén, el estado en que se encuentra la importante plaza donada por el gobierno venezolano es un agravio al buen gesto del gobierno del presidente Hugo Chávez y a la memoria de Simón Bolívar.
Consideró que la única manera de resarcir este agravio es interviniendo cuanto antes y evitar que la obra se deteriore a causa de las filtraciones; empero, dijo que el ADN ha hecho todo lo que ha estado a su alcance por lo que corresponde a la Oficina Supervisora concluir el trabajo que comenzó.
Aseguró que en el lugar será habilitada una biblioteca para difundir el pensamiento del libertador de Venezuela y otros cinco países de Suramérica.
LA OBRA
La obra fue terminada en septiembre del 2002 y aunque fue abierta al público previo a los Juegos Panamericanos celebrados el año pasado, su inauguración se postergó hasta la visita del presidente Chávez, el seis de noviembre del 2004.
Construida en un área de aproximadamente cuatro mil metros cuadrados, la Plaza dispone de facilidades para la presentación de actividades artísticas, iluminación, música ambiental y en la parte trasera una cascada artificial.
En el centro de la plaza fue colocada la estatua ecuestre de Simón Bolívar, la misma que una vez estuvo en la hoy desaparecida rotonda de la avenida Máximo Gómez esquina John F. Kennedy.
El diseño y construcción del monumento en honor al libertador de Venezuela, Colombia, Ecuador, Bolivia y Perú, estuvo a cargo del arquitecto dominicano Ricardo González Pons.
Además de la figura de Bolívar sobre su caballo erguido, ubicada en el mismo centro de la plaza, en el lugar se observan dos esculturas alegóricas a las batallas de Carabobo y Ayacucho, dos de las principales luchas ganadas por el Libertador durante su epopeya libertaria. Las esculturas también son obras del arquitecto González Pons.
Particularmente agradable resulta la impresionante variedad de plantas existentes en la plaza. En el lugar han sido plantadas bromelias, orquídeas, grama china, mantequillas enanas en diferentes colores, framboyanes, cocoteros, gri-gri, palma real, Isabel II y orégano plateado, entre otras variedades que hacen más atractivo el lugar.
Pero todo eso se ve hoy amenazado por el abandono y las trabas burocráticas que impiden una inversión que algunos consideran pírrica dada la importancia de la plaza.