En nuestra economía sigue fuerte la efectividad del encarecimiento del dinero, las estadísticas reportan que la desinflación mensual es imparable, en abril 0.24% y 5.15% la interanual, la más baja desde octubre de 2020. A velocidad de crucero se acerca al rango meta de 4% ± 1.0%, con pronóstico del Banco Central de que será antes de finalizar el primer semestre de 2023.
Aumentó su tasa de referencia en 550 puntos porcentuales, de 3.0% a 8.50% anual en doce meses, hizo pausa en noviembre 2022, decisión que fue correcta, la inflación, después escalar dos dígitos, 10.48% en mayo 2021, frenó su ascenso para iniciar un lento y sostenido descenso, para veinte y cuatro meses después llegar a 5.15%.
Es baja la probabilidad de que revierta la tendencia descendente que trae, se alejaría del rango meta solo si por razones desconocidas o por la guerra de Rusia-Ucrania se dispara el precio de los alimentos, petróleo y transporte marítimo.
Cuando se ubique y estabilice en el rango-meta se iniciará el proceso de rebaja gradual de la tasa de política monetaria. estimo antes de iniciarse el último trimestre de este año, lo que impactará de manera positiva en el consumo de familias e inversión de las empresas, lo que, combinado con recuperación de la capacidad de compra del trabajador como resultado del aumento de los salarios mínimos, sumará puntos al crecimiento del PIB real de este año. Se puede decir que la carga del aumento de precios ahora se reparte mejor entre trabajadores y empresarios. Sin mediar resolución del Ministerio de Trabajo las empresas dejaron sin cambio sus beneficios.
Las autoridades del Banco Central sabían que la desinflación no sería gratis, que todo tiene un costo, lo que con certidumbre no podían anticipar es el tamaño de la pérdida, lo digo porque no obstante la economía crecer sólo 1.4% en el primer trimestre del año, lejos del 6.1% en los mismos meses de 2022, la subida de precio del dinero se ha topado con una economía resiliente, apuntalada por demanda agregada que no cede y un fortísimo mercado laboral.
Solo para dar un número, estimo que a final de este año la desinflación costará a las actividades económicas relativamente poco, alrededor de US$1,200 millones, diferencia de tres décimas entre el crecimiento del PIB real de 4.9% en 2022 y el pronóstico de la CEPAL, que este año crecemos 4.6%, y junto a Panamá seguimos primero en lista de países de la región, para la que pronostica 1.2% y 3.5% el Caribe.
Aunque se desconoce si el menor crecimiento del PIB se extendió al empleo, asumiendo, lo que no es extremo, sucedió en 2022, que la población activa se quedó igual o aumentó poco. Estimo que la tasa de crecimiento interanual de los ocupados en el primer trimestre de 2023 fue similar a la del PIB real, indicando que, no obstante, la ralentización de actividades económicas, mucha gente accedió a un puesto de trabajo.
De comportarse de esa manera, aumentó el volumen total de ocupados en marzo de este año o por lo menos quedó igual al de diciembre (4,716,189 personas) de 2022, lo mismo con la tasa de desempleo que ha estado descendiendo a buen ritmo, para ubicarse en 4.8% en el cuarto trimestre de 2022.