Continúa la pesadilla para miles de pasajeros en aeropuerto neoyorquino  

Continúa la pesadilla para miles de pasajeros en aeropuerto neoyorquino  

Nueva York, (EFE).- Miles de pasajeros volvieron a pasar hoy una noche de pesadilla, atrapados durante horas dentro de los aviones que los trajeron a Nueva York y que al aterrizar se encontraron sin puerta asignada para el desembarque.   La fuerte nevada que el pasado domingo cubrió la costa este de Estados Unidos ha provocado ya la cancelación de casi 10.000 vuelos, según cálculos de las propias aerolíneas.  

Tras cerca de 24 horas cerrados, los tres aeropuertos que dan servicio a Nueva York aún tienen dificultades para normalizar su actividad y en el JFK se acumulan los casos de aviones que aterrizan sin tener una puerta de embarque asignada, lo que les obliga a esperar hasta que se les asigne una para desembarcar al pasaje.   “El problema es que las aerolíneas dejaron partir los aviones desde sus puntos de origen sin comprobar que tenían una puerta de desembarque asignada”, explicó a Efe el portavoz de la Autoridad Portuaria, Steve Coleman.  

Ese ha sido el caso por ejemplo de un avión procedente de China que aterrizó en el JFK a las 20.30 hora local del martes (01.30 GMT) y los pasajeros no pudieron salir del aparato hasta las 5.00 de la mañana (10.00 GMT) de hoy, según relatan los propios afectados en sus cuentas de Twitter y en declaraciones a medios locales.   Como éste, en ese aeropuerto se repiten casos similares, aunque sus responsables insisten en que se trata de excepciones y que, en general, los retrasos en el desembarque son mínimos.  

También se ha conocido el caso de varios aviones de Aero Mexico, Air France, British Airways, Iceland Air Express y Lufthansa que tuvieron que esperan durante cerca de seis horas para obtener permiso para desembarcar a sus pasajeros una vez que ya habían tocado tierra en el JFK.  

“Reconozco que he llorado al salir. Estaba agotado. Sólo quería escapar del avión y llegar a casa de una vez”, explicaba hoy a los medios locales uno de los miles de afectados por estos retrasos.  

Uno de los casos más llamativos es el de un avión que operaba un vuelo de Cathay Pacific Airways procedente de Vancouver (Canadá), que tocó tierra en Nueva York a las 2.15 hora local (7.15 GMT) del martes, ocho horas después de la reapertura del principal aeropuerto de la ciudad.   Los viajeros tuvieron que pasar el resto de la noche y toda la mañana siguiente en el interior de las aeronaves, sin poder recibir agua o alimentos del personal de tierra, hasta que once horas después lograron salir.  

La aerolínea emitió hoy un comunicado en el que lamenta “los problemas sufridos por más de 1.100 pasajeros debido a la larga espera en el interior de aviones en pista».

“Nuestra intención de llevar a los pasajeros a sus destinos lo antes posible eran buenas, pero no pudimos superar las difíciles condiciones derivadas de la tormenta y el resultado no estuvo a la altura de nuestros estándares de servicio, por lo cual pedimos disculpas”, añadió.   En su cuenta de Twitter Graham Rowat, otro de los afectados, describía que “el JKF tiene la pinta de un campo de refugiados deprimente, con gente tirada en el suelo y mucha basura».  

Un portavoz del aeropuerto de La Guardia explicó que, “con todas las cancelaciones y retrasos, se van a necesitar de dos a tres días para que las compañías aéreas recuperen un horario regular».  

Mientras, en la ciudad las críticas a la gestión por parte de las autoridades se multiplican, al igual que las quejas de gente que no puede transitar por sus barrios o que ha tenido que esperar durante horas la llegada de ambulancias o bomberos.  

Un dramático ejemplo es el de una mujer del barrio neoyorquino de Queens recogido por el canal de televisión local NY1, que aseguraba que su madre murió porque la asistencia médica no llegó a tiempo, debido al deficiente trabajo de retirada de la nieve de las vías públicas. 

 Laura Freeman asegura que tuvo que esperar más de una hora y media la llegada de una ambulancia que atendiera a su madre, de 75 años y que tenía dificultades para respirar, y acusa directamente al alcalde de la ciudad, Michael Bloomberg, de su muerte. EFE   

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