Todavía el mundo sufre las consecuencias de la tremenda crisis financiera que estalló en 2008 con epicentro en el sector financiero global obligando a gobiernos a dedicar enormes paquetes de “rescate” a bancos arrinconados en el precipicio de la bancarrota por actos irresponsables propios. Aún nos asombramos al recordar como algunos de ellos distribuyeron beneficios multimillonarios entre sus altos ejecutivos con el dinero del rescate aportado, en definitiva, por los contribuyentes.
Cinco de los bancos más grandes del mundo: Citibank, HSBC, JPMorgan, RBS, y UBS han sido sancionados por instancias supervisoras de varios países por acciones sobre las que Andrea Leadsom, del Departamento del Tesoro de la Gran Bretaña, ha dicho que no sabe “si la palabra corrupción es lo suficientemente fuerte para describir lo que ha ocurrido”. Por sus actos esas instituciones han sido multadas con 3,400 millones de dólares, y quizás no sea suficiente. De hecho, prácticamente, se ríen de las mismas ya que, incluso, conscientes de sus delitos, habían abierto fondos de contingencia para abonar las multas cuando estas llegaran y estas últimas fueron menores que las previsiones: EE.UU. multó al Citibank con 310 millones pero este tenía un fondo de previsión por 600 millones; aplicó una multa de 290 millones a JPMorgan junto a RBS y UBS y habían previsto 400 millones. Más que cinismo, es una burla a los sistemas de supervisión.
Las sanciones que se vienen aplicando ahora es por manipulación de los mercados de divisas conocidos en inglés como FOREX – Foreign Exchange – donde se fijan los tipos de cambio, con operaciones por más de 5 mil millones de dólares. El escándalo surge cuando los supervisores denunciaron que los bancos forzaban transacciones para maximizar sus beneficios. Ciertamente, el mercado internacional de divisas es mínimamente regulado y lo domina un pequeño grupo de bancos globales. Las operaciones de divisas – dólar, libra esterlina, euro, yen -, en un 40% se efectúan a través de Londres. Sin embargo, su impacto llega a todo el mundo, ya que las grandes empresas tienen como referencias esas cotizaciones para sus operaciones, valorar sus capitales y prever los riesgos cambiarios.
Dado que es un mercado que funciona las 24 horas, es difícil poder determinar cuánto vale realmente una divisa un día específico, por lo que se utiliza lo que se ha bautizado como “snapshot” que viene a ser la “fotografía” de lo que se transa en un momento preciso. Los momentos seleccionados son 30 segundos antes y después de las 4 de la tarde – “The 4 pm Fix” -. La manipulación se produce entonces en esa instantánea produciendo una percepción errónea de la cotización y empujan al alza las cotizaciones teniendo a su favor la posible información de lo que pretenden hacer algunos clientes con lo que toma acciones, según, antes o después del “Fix”.
Ya en el 2012 Lloyds, Barclays y Royal Bank of Scotland, entre otros, habían sido multados por manipular también la tasa LIBOR para préstamos interbancarios. Verdaderos delincuentes de “cuello blanco”.