Continuidad y reforma

Continuidad y reforma

Se le denomina habitualmente “Cambio de Administración”, pero en República Dominicana puede que las cosas no sean tan simples los 16 de agosto de cada cuatro años, pues la continuidad del Estado ha sido lesionada en ocasiones por lo que se hace o deja de hacer antes y después de la fecha.

Fue en el marco de las dificultades y escasa comunicación que han caracterizado nuestros relevos del poder, que se reunieron ayer el presidente saliente Hipólito Mejía y el presidente entrante Leonel Fernández para establecer un Compromiso por la Estabilidad y la Gobernabilidad de la Nación.

A pesar del salto importante que representó la presteza con que el actual jefe de Estado reconoció el triunfo de su rival del Partido de la Liberación Dominicana, se pasó casi de inmediato a situaciones difíciles, comenzando por el derrumbe de la mecánica que en las relaciones entre agentes de la energía hizo posible que el país estuviera bastante iluminado durante la campaña electoral.

Pero el mayor efecto negativo de postelecciones se reveló en que el país ha vuelto a echar por la borda el curso de entendimientos con el Fondo Monetario Internacional, puesto en falta ya anteriormente por decisiones que chocaron con el programa de ajustes.

La Reforma Fiscal, sin la que esta economía no podría avanzar y persistiría un vacío que agravaría su déficit, debió estar a esta fecha en los canales legislativos, con líneas generales y detalles previamente discutidos, sobre todo entre los dos presidentes, preocupados por hacer real la continuidad del Estado.

¿Quién niega que es necesario escuchar anticipadamente a las partes interesadas –a los sectores productivos- y al entorno internacional de socios y mercados, para procurar que la modificación del sistema tributario a ser aplicada sea funcional y auspiciosa al desarrollo y al intercambio comercial?

Esto, sin que las autoridades nacionales renuncien a su obligación de velar por los intereses de la colectividad que en ocasiones podrían chocar con los particulares.

No debería impedir la cristalización de la reforma el hecho de que en el proceso algún sector objete aspectos imprescindibles para que el Fisco obtenga suficientes ingresos para planes de inversiones públicas y programas sociales.

Es necesario que, dejando de lado sus contradicciones de otra índole, las autoridades entrantes y salientes propicien desde este momento una reforma fiscal que estimule el crecimiento, fortalezca la moneda y garantice la aplicación de impuestos sobre quienes producen más riqueza.

[b]Don Chichí[/b]

El doctor Rafael Alburquerque Zayas Bazán, afectuosa y cariñosamente apodado don Chichí, fue un ciudadano que honró la República.

Profesional de sólida formación intelectual, mantuvo una conducta vertical a lo largo de su fructífera existencia, hasta que rindió su vida al Creador a la edad de 95 años.

Hombre de acerada formación democrática, se mantuvo enhiesto durante la larga dictadura de Rafael L. Trujillo. Sufrió detenciones arbitrarias con estoicismo y ni siquiera obtemperó a los reclamos para que se inscribiera en el partido único de la época, so pena de ser sujeto de los excesos propios de la época.

En la Logia Cuna de América siempre encontró muestras de respeto y de cariño y en ese histórico recinto no fueron pocos los movimientos democráticos que se gestaron contra la rígida dictadura., Don Chichí siempre estuvo presente en esos movimientos y como maestro masón fue un timbre de orgullo para la sociedad.

Al consignar la muerte de don Chichí, este diario quiere externar su más sentido pésame a su señora esposa Mercedes de Castro, a sus hijos, especialmente al doctor Rafael Alburquerque, un viejo columnista de HOY y actual vicepresidente electo de la nación, así como también a sus demás familiares y seres queridos.

¡Que en paz descansen los restos de don Chichí!

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