Los pueblos sin disciplina y educación no salen del subdesarrollo. En ocasiones, los gobiernos populistas promueven esa indisciplina para hacerse electoralmente graciosos, sin detenerse a pensar en las consecuencias de esos actos para la salud física y mental de la sociedad.
Esto y las presiones comerciales, al parecer, motivaron al Ministerio de Interior y Policía a levantar las restricciones que pesan sobre la venta o expendio de bebidas alcohólicas en determinados horarios y días de la semana.
Alegando el periodo navideño y el derecho a la diversión del pueblo, se toma la medida como si la época, per se, fuera motivo de desenfrenos y francachelas, en vez de reflexión y sano compartir en familia.
Las autoridades no están ajenas a las estadísticas que indican el alto porcentaje de accidentes en vehículos de motor en los que influye el consumo de alcohol ni de los casos de trifulcas, homicidios y crímenes pasionales que se originan bajo sus efectos.
Entonces, ¿por qué ceder a la presión de los comerciantes, dueños de bares, drinks, colmados, discotecas y restaurantes, en detrimento de la tranquilidad de la población y la preservación de su integridad física y emocional?
Con sobrada razón han protestado contra esa desacertada decisión la Academia de Ciencias de la República Dominicana y profesionales como los doctores, José Joaquín Puello y Julio Amado Castaños Guzmán.
Es muy lamentable que el gobierno a través de su Ministerio de Interior y Policía, haya adoptado esta medida, que salvo hacerse los graciosos con los bebedores irresponsables y los comerciantes, nada positivo aporta a la sociedad en un momento en que la delincuencia y los accidentes de tránsito, parecen incontrolables.