Contra el arte del allante

Contra el arte del allante

Quienes proyectaron el Plan de Gobierno del Partido de la Liberación Dominicana sabía qué querían, cómo lo harían, cuándo lo ejecutarían, para beneficio de quiénes y cómo regar la mala semilla de abrojos que llenaran el predio de una alfombra amarilla que ocultara las espinas de las florecillas.

Ese Plan de Gobierno del PLD comenzaba en la práctica con una mansedumbre de monjes de clausura, la vista dirigida hacia los pies, la cabeza ligeramente inclinada, el paso lento y apagado.

Sólo se trataba de poses para ejercitar las cuales se fueron colocando las cabezas en anaqueles que permitían distinguir una de otra, en lo que llegaba el gran y esperado día de recuperar las cabezas y dejar salir las marrullas conocidas y las marrullas diseñadas, aprendidas en el claustro.

Para cuando dejaron el claustro, habían pasado por todos los escalones necesarios para adquirir una actitud engallada de triunfadores, cuya sola presencia imponía un discurso silente, visible, no pronunciado que dice: “nosotros teníamos la razón”.

La dedicación, la socarronería, la simulación, la capacidad de mimetismo, la facilidad para el truqueo, el buen grado para sostener una careta durante tanto tiempo y un lenguaje almibarado, falso, capaz de dormir un ejército con un silbido, facilitó que engañaran a tanta gente y, luego de una alianza inverosímil, llegaron al gobierno.

El engaño, la jugada sucia, no fue nada más de los jóvenes que se suponía carecían de experiencia sobre el arte de gobernar. Ya había unas experiencias adquiridas en la Cámara de Diputados donde el PLD tuvo la infeliz ocurrencia de “premiar” con una canonjía a la mayoría de miembros de su Comité Central a los cuales pagaba como “asesores”, sin que prestaran ningún servicio del cual haya quedado alguna huella en los archivos de la Cámara Baja. Ahí empezaron la carrera hacia el abismo moral.

Ahí, como decía mamá, Nieves Piñeyro de Gautreaux, comenzaron a dar de su nobleza, a demostrar no sólo el largo de las uñas sino cómo estaban dispuestos a dejarlas crecer hasta el infinito.

Al PLD no le interesa combatir el cáncer de la corrupción que profundizó hasta niveles abisales y entonces, en la segunda fase de su diabólico programa de gobierno, lucharon, bregaron, compraron, corrompieron, amarraron y lograron tener bajo su dirección los tres Poderes del Estado.

Ahí culminó el Plan de Gobierno del PLD que les permite robar sin control, de manera insaciable, porque no hay un tribunal que los condene, porque todos son plumas de la misma ala.

El PLD nos tiene constitucional y legalmente presos pero cuando la Constitución es injusta y la ley sirve para oprimir, el deber del pueblo es modificar, a como dé lugar, esa situación que lo tiraniza.

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