Contra la corrupción

Contra la corrupción

Llegó con mucho ímpetu y decidida a triunfar, armada tan solo con su juventud, su inteligencia y su valentía, en la Gran Ciudad, pero poco a poco se ha ido desinflando todo ese entusiasmo y apenas es la sombra de la fiscal beligerante, sin pelos en la lengua, que conocimos al principio, cuando fue trasladada desde la ciudad de Santiago. ¿Qué le pasó a Yeni Berenice Reynoso? Algún cínico dirá, probablemente con razón, que su idealismo fue aplastado por un perverso sistema de justicia envilecido por haber sido puesto al servicio de la corrupción y los corruptos, un muro con el que chocó de frente y que la ha llenado, a ojos vista, de frustración y pesimismo. Esos sentimientos afloran en cualquier circunstancia, como ocurrió el pasado fin de semana durante una conferencia que ofreció en Haina, San Cristóbal, sobre narcotráfico y seguridad ciudadana, que resumió con esta lapidaria frase: “No hemos perdido la lucha contra el narcotráfico, sino contra la corrupción que ha dado paso a este gran mal”. Si así piensa la fiscal del Distrito Nacional, que se supone habla con conocimiento de causa, ¿qué esperar entonces del ciudadano común que ve a un montón de políticos que andan por ahí exhibiendo fortunas que no pueden justificar ni explicar y no les pasa nada? ¿Cómo enfrentar el flagelo que nos empobrece y degrada si los responsables de enfrentarlo dan el pleito por perdido? Me resisto a creer, como tantos otros ciudadanos de este país, que la resignación sea la única respuesta posible a la corrupción. Por eso espero que hoy, que se Celebra el Día Internacional contra la Corrupción, nos sacudamos el pesimismo y la indiferencia expresando nuestro rechazo al saqueo impune de los recursos públicos encendiendo, durante todo el día, las luces de nuestros vehículos o de nuestras casas, o vistiéndonos de negro en señal de luto, acogiendo una propuesta de la Fundación Masada y otras organizaciones. Cuento con ustedes, mis amables lectores.

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