Opositores venezolanos han vuelto a las calles e insisten en el referendo revocatorio contra el presidente Nicolás Maduro. En medio de una elevada inflación, escasez de productos básicos, inseguridad y otras inconformidades, los venezolanos han recolectado casi dos millones de firmas para la consulta. Maduro, que ha alertado de un golpe dirigido desde el exterior, y tiene caliente el caso de su vecina Dilma Rousseff, separada del poder y en el banquillo de los acusados, estimó “inviable” el referéndum y declaró el país en “estado de excepción y emergencia económica”.
Estado de excepción.- Al parecer la etimología de la expresión “estado de excepción” es alemana, pues entendidos en teoría política la vinculan al jurista alemán Carl Schmitt, quien lo catalogó como medidas de un soberano para proteger “un bien público”. Para el filósofo italiano Giorgio Agamben , el “estado de excepción” constituye “una tierra de nadie entre el derecho público y el hecho político, y entre el orden jurídico y la vida”. Por cierto, la Constitución dominicana contempla tres estados de excepción: Estado de Defensa, de Conmoción Interior y de Emergencia. Al invocar esta situación en Venezuela, Maduro, que ya decretó y renovó un “estado de emergencia económica”, da poderes especiales a las fuerzas militares y puede expropiar empresas para enfrentar la escasez, entre otras medidas cuestionadas.
Enfriar la caldera.- En medio del descontento y las movilizaciones, la oposición dice que Maduro busca ganar tiempo para que el referéndum no sea este año, cuando el mandatario cumple su medio tiempo, tres años, (pues en Venezuela los periodos de gobierno son de seis años) ya que, si es cesado, se convocará a elecciones. Pero si Maduro llega al 10 de enero de 2017 y alcanza los cuatro años en el poder, y pierde la consulta, el vice terminará los dos años restante, y no habrá elecciones. La continuidad o no de Maduro divide a Venezuela, y sería bueno que la misión de Unasur que lideran los presidentes José Luis Rodríguez Zapatero, de España; Martín Torrijos, de Panamá; y Leonel Fernández, de República Dominicana, siente en un gran diálogo a oficialistas y opositores, y se enfríe un poco la caldera.