Contrapartida a tomar en cuenta

Contrapartida a tomar en cuenta

Las cifras oficiales sobre Inversión Extranjera Directa (IED) revelan la solidez de la posición del país como receptor de capital foráneo. Un repunte de 245.5% en diez años, entre 2004 y 2013, no deja dudas sobre las bondades de nuestro clima de negocios. En el Caribe somos el principal destino para capitales de inversión de diversas partes del mundo. ¿Pero nos hemos detenido a medir cuánto capital escapa del país o deja de venir por falta de determinadas garantías? Ese aspecto debe despertar el interés de los hacedores de políticas públicas.

En el ámbito de las garantías jurídicas, los problemas de la jurisdicción inmobiliaria han sido causa de frustración para muchos inversionistas establecidos y por establecer. La inestabilidad del suministro de energía eléctrica es otro factor negativo cuya solución parece incierta. El monopolio del transporte de carga tiene que haber espantado a inversores interesados en explotar este ámbito de la economía. Y ni hablar de los costos de gestión no institucionales, entre ellos el soborno.

Dormir en los laureles de la bonanza relativa no es muy juicioso en el mundo de hoy. Tenemos que trabajar más a fondo para remover las trabas y resolver los problemas que aún desestimulan la inversión nativa y extranjera, y de las que solo hemos citado algunas como ejemplo.

¿QUÉ LES CUESTA SER SINCEROS? 

Los grupos políticos han evadido reiteradamente su responsabilidad de llegar a una definición en cuanto al proyecto de ley de partidos. Esa conducta se pone de manifiesto a través de los legisladores que tienen en el Congreso. Ayer, por ejemplo, la sesión regular de la Cámara de Diputados fue frustrada por falta de quórum, porque de 190 miembros que tiene faltaron 106 y asistieron 84. Estaba en agenda los trámites para enviar a comisión el proyecto de ley de partidos.

Si a los partidos les atemoriza la idea de someterse a fiscalización, que lo digan de una vez por todas y de esa manera dejan de crear falsas expectativas en la sociedad. Las alharacas y aspavientos en todo el tiempo que lleva engavetado este proyecto de ley solo ha contribuido a deteriorar más la imagen de partidos y legisladores. Que confiesen que sienten aversión por la regulación y así dejamos de perder el tiempo y nos dedicamos a asuntos más serios.

 

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