Contrastes entre los dos mayores partidos

Contrastes entre los dos mayores partidos

La manera pacífica y ordenada en la que el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) realizó el domingo el inicio de su octavo congreso, uno de cuyos propósitos es modernizar y actualizar las estructuras de esa agrupación, obliga a una reflexión por el contraste tan señalado con su rival el Partido Revolucionario Dominicano.

Mientras Leonel Fernández, presidente del PLD, vaticina que su partido seguirá en el poder al menos veinte años más, el ex presidente Hipólito Mejía reacciona expresando que Dios debería librar al pueblo de que sigan gobernando los peledeístas.

Pero resulta que mientras don Hipólito expresa esa ilusión suya, el PLD emitió el domingo una resolución apoyando la gestión del Presidente Danilo Medina, mientras más de dos mil delegados aplaudieron delirantemente a Fernández cuando este dijo que ese congreso hará a su partido “una organización más fuerte, dinámica y moderna para beneficio de la sociedad dominicana”.

 La prensa del lunes muestra a un PLD unido, pese a que en su interior bullen pasiones tan intensamente como las que han llevado al PRD a un tranque sin aparente solución. Las aspiraciones presidenciales de Reinaldo Pared Pérez (¿lo vieron haciendo bembitas mientras Fernández y Medina se abrazaban sonreídos?) Margarita Cedeño de Fernández, Temístocles Montás, Francisco Domínguez Brito, Roberto Salcedo, Francisco Javier García, Felucho Jiménez y otros “gallos tapados”, lejos de paralizar al PLD lubrican su maquinaria política.

Dentro del PRD, la ambición presidencial de Miguel Vargas Madonado mantiene al partido en un limbo, pues al parecer hay más dirigentes “expulsados” que los que quedan dentro, a juzgar por el recio apoyo que exhibe Mejía y los esfuerzos de otros ex perredeístas como Hatuey De Camps por volver a su partido, pero ¡como presidente del mismo!

Leonel Fernández advirtió el domingo que su PLD requiere una transformación y una reingeniería para lograr fortalecer la institucionalidad, así como también un “cambio en la forma de hacer política”.

 Efectivamente, la política dominicana necesita que cada partido cuente con simpatizantes y activistas con consciencia cívica para comprender que a ningún país le conviene un sistema unipartidista. A quien la sociedad dominicana debe reclamarle con más vigor su irresponsabilidad es al PRD, no al PLD, pues si este último muestra vicios y defectos, en gran medida es por la incapacidad del PRD de cumplir su misión cívica y política, controlando y balanceando el poder.

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