Contrastes que dicen mucho

Contrastes que dicen mucho

Cuando ocurre un deterioro de servicios como el que se expuso en el hospital infantil Robert Reid Cabral con mortal resultado para once niños en un solo fin de semana, en medio de carencias y con un personal asistencial abrumado por las precariedades que le rodeaban, es obligado preguntarse por qué no surge desde ya en el Estado la prioridad de distribuir mejor sus recursos y producir un cambio en su forma de asignar presupuestos que, entre otras cosas, ocasiona que diputados y senadores floten en abundancia para, a título muy personal, y al margen de la disciplina y la institucionalidad, prodigar dádivas en un asistencialismo comprador de conciencias a costa del Estado. De un erario que demostradamente no respalda de modo suficiente algunos de los mecanismos de su misión social.

No es justo que mientras mueren seres inocentes mal atendidos, entidades que causan duplicidad, montadas para que personajes del oficialismo se construyan auras de excelencia salvadora y como oasis de abundancia, haya hospitales en crisis. Es inaceptable que en medio de este difícil momento, de luto por demás, un gobernador provincial tenga motivos, dignos de una seria investigación, para afirmar que un ministerio ajeno a la geografía de Barahona tiene allí mil empleados denominados botellas (que cobran sin rendir ningún servicio), en el marco de unas prematuras y sorprendentes aspiraciones a un cargo legislativo en el 2016.

SAN CRISTÓBAL MERECE ATENCIÓN

La Ciudad Benemérita, la de nuestra primera Constitución, vive en sobresalto por la delincuencia, incluyendo homicidios de notable frecuencia. Tratándose de una de las provincias más pobladas, los medios policiales y judiciales no son allí suficientes ni efectivos para combatir el mal mientras la miseria y el desempleo de muchos no hace más que incentivar inconductas y multiplicar las informalidades de comercios y otras actividades arrabalizadoras.

Además, San Cristóbal vive uno de sus momentos más difíciles con aspecto de abandono y déficit de atención a la colectividad. Está pésimamente servida por sus autoridades municipales en cuanto a ornato y limpieza. Vertederos por doquier y espacios públicos que gritan por mantenimiento. Condiciones de insalubridad hicieron que algunas enfermedades que recientemente atacaron al país tuvieran sus más duras expresiones en San Cristóbal.

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